Estupenda reconstrucción
Hasta el domingo, el Teatre Romea es la sede de una agrupación coral que toma su nombre de un verso del poema L'emigrant de Verdaguer, la Pinsans i Caderneres, una sociedad coral que celebra estos días el centenario de su fundación. El escenario, forrado de madera, acoge los actos de celebración de tan significativa efeméride entre un piano de cola y puertas laterales que favorecen el toque vodevilesco de la propuesta. En él, el poeta nacional y Creu de Sant Jordi ("un premio que da la Generalitat con una esquela en La Vanguardia") Narcís Cordelira (gran interpretación de Oriol Genís) ofrece una conferencia que recoge la "breve pero verídica historia de la canción catalana renacida: de Clavé a Montsalvatge". Antes de su intervención, el apocado secretario de la asociación que hace las veces de presentador, Fabià Serra (un Xavier Pujolràs que se sale), da la bienvenida al público y, aprovechando el homenaje, se dedica a citar los nombres de todos aquellos que, durante estos cien años, han formado parte de la supuesta coral. Para cuando lleva unos cuantos y sigue en la letra A, empiezan las interrupciones: la primera de ellas, la de un florista de Flors Marta F. (el propio Albertí disfrazado) con un centro enorme que no sabe adónde va: las carcajadas están servidas.
PINSANS I CADERNERES
Texto: Narcís Comadira. Dirección: Xavier Albertí. Intérpretes: Xavier Albertí, Miquel Cobos, Titon Frauca, Efrem García, Oriol Genís, María Hinojosa, Enric Martínez-Castignani, Marisa Martins, Xavier Pujolràs. Espacio escénico: Lluc Castells. Vestuario: María Araujo. Coreografía: Roberto G. Alonso. Iluminación: Albert Faura. Sonido: Francisco Grande. Teatre Romea. Barcelona, 30 de julio.
Una treintena de temas componen el repertorio musical de este estupendo espectáculo de Albertí cuyo sello personal, sutil e irónico, va colándose a lo largo de las casi dos horas de duración. El texto de Narcís Comadira-Cordelira, que se adjunta con el programa de mano, no tiene desperdicio y es una cuidadosa reconstrucción de "la peripecia cultural catalana que abraza los siglos XIX y XX". La reconstrucción pasa por una exhaustiva labor de documentación, y la puesta en escena, por una admirable y poco habitual concepción del conjunto, pues las voces de los miembros del coro del Conservatorio de Música Isaac Albéniz de la Diputación de Girona (el espectáculo, producción de El Canal, se estrenó allí) nos sorprenden desde la misma platea en la que se hallan repartidos. Junto a esas voces envolventes, las de los intérpretes que en escena encarnan a los personajes de la coral. Y junto a los dos habituales de los espectáculos de Albertí (Genís y Pujolràs), media docena de voces extraordinarias que además saben moverse y expresarse con gracia. Un guiso con fundamento, como diría el cocinero. Un divertimento que ilustra. Un magnífico trabajo de equipo.
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