Derribada la última chabola sin licencia en el poblado de O Vao
Las familias podrán dormir en un "poblado de transición"
La última chabola de O Vao pendiente de derribo desde hace 10 años fue demolida ayer alrededor de las 9 de la mañana. Se cumplía así el mandato del juzgado número 3 de Pontevedra para demoler la casa. Los lamentos de la dueña de la casa derribada, Petusa, matriarca de la familia Jiménez, ahogaron el sonido de la maquinaria que estaba derribando su casa, donde vivían más de 12 adultos, y varios niños pequeños.
Petusa pretendía que sus hijos se quedaran con la casa, que estaba levantada sobre bloques de cemento. "Ya sabía que se iba a demoler, pero no es lo mismo pensarlo que verlo", explicaba el presidente de Pueblo Gitano, Sinaí Giménez, para justificar la reacción de la mujer. "Llevan toda la vida aquí".
Según Giménez ésta era "la única [vivienda] de las demolidas que pagaba luz, agua y basura, sólo le faltaba la licencia". En principio de forma manual -hubo que desmontar el tejado y apuntalar las paredes- para evitar que la chabola contigua no sufriera desperfectos y, más tarde, ya con la excavadora, se dio comienzo al derribo que aún continuará hoy.
Desde ayer los Jiménez disponían, de momento, de una casa donde dormir, que estará situada también en O Vao, junto a otras dos viviendas del llamado "poblado de transición" que serán ocupadas en "15 o 20 días", tras las reformas que necesitan para poder ser habitables. Se preveía que ayer ya pudieran pasar allí la noche, aunque no fue posible. Se espera que por este poblado de transición pasen 50 familias que aún residen en el poblado marginal hasta consumar su desmantelamiento.
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