Traicionadas por su ADN

No podía ser. A los jefes de la lucha antidopaje de la federación internacional de atletismo (IAAF) no les salían las cuentas. La sangre decía una cosa, pero, a la hora de buscar la confirmación, la orina les contaba una historia diferente. Había que resolver el misterio. "Los parámetros sanguíneos de gran número de atletas rusas nos hacían creer en un dopaje generalizado con EPO o con transfusiones de sangre", explica Juan Manuel Alonso, presidente de la comisión médica y antidopaje de la IAAF. "Pero esas sospechas sólo las podíamos confirmar con análisis de orina. Y allí no encontrábamos nada. No ya en la orina recolectada en los controles en competición, donde ya los organismos se habrían limpiado de lo que hubieran tomado, sino, lo que era más extraño, tampoco en los controles por sorpresa, durante los periodos de entrenamiento. Así que, con la mosca detrás de la oreja, Gabriel Dollé, el director del departamento antidopaje, puso en marcha un verdadero plan de inteligencia".

Es la primera vez que un organismo internacional penetra tras el muro ruso

Ayer, a ocho días exactos del comienzo de los Juegos de Pekín, la IAAF anunció los resultados de la investigación puesta en marcha hace más de un año. Siete atletas rusas, y de las mejores -cinco de ellas formaban parte del equipo olímpico-, han sido suspendidas, de forma preventiva, acusadas de dar un cambiazo de orina en varios controles. Es la primera vez que un organismo internacional logra penetrar tras el muro de silencio y sospechas que envuelven al atletismo ruso desde que formaba parte de la antigua Unión Soviética.

Las atletas suspendidas son Tatiana Tomashova (bicampeona mundial de 1.500 metros), Elena Soboleva (plusmarquista y campeona mundial en pista cubierta de 1.500 metros y autora de la mejor marca mundial del año en 800 metros), las mediofondistas Julia Fomenko y Svetlana Cherkasova, la ex campeona mundial de 5.000 metros Olga Yegorova, quien ya hace siete años se escapó por los pelos de un positivo por EPO, la campeona europea de disco, Daría Pishchalnikova y la ex plusmarquista mundial de martillo Gulfia Janafeyeva.

Durante los Mundiales de Osaka 2007, la IAAF sometió a todas ellas a controles de orina y envió las muestras al laboratorio de Lausana (Suiza), quien se las hizo llegar a un laboratorio forense vecino, donde identificaron su ADN. Al mismo lugar fueron a parar las muestras, siempre limpias como una patena, de las mismas atletas recogidas por sorpresa en sus entrenamientos en lugares perdidos del Cáucaso o del mar Negro. "Ya en abril tuvimos datos concretos para acusar a las siete de haber sustituido fraudulentamente su orina por la de otras personas en algunos controles", explica Alonso; "pero debimos esperar antes de actuar a que la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) validara nuestra investigación y nos dijera que para adelante. Y también a que un instituto oficial diera validez a los análisis de ADN".

Hace dos meses, con todas las cartas en la mano, la IAAF advirtió al presidente de la federación rusa, Valentín Balájnichev, del operativo puesto en marcha y, tras nuevos análisis en los campeonatos rusos, hace unas semanas, se decidió finalmente hacer públicas las pesquisas y suspender a las atletas.

La operación de la IAAF ha sacado así a la luz el caso más importante de dopaje generalizado en el atletismo después del asunto Balco, que sacudió en los últimos años al deporte profesional estadounidense. La posterior investigación para desenmarañar la trama de entrenadores, médicos y proveedores que organizaban el dopaje de las atletas deberá correr a cargo de Rusia, un país que vive un renacimiento económico del deporte desde la llegada de Vladimir Putin al poder. El entrenador jefe ruso, Valentín Maslakov, ya reaccionó ayer. "Ha sido una decisión política. Nuestros excelentes resultados han molestado a países y federaciones rivales", dijo.

El atletismo femenino ruso ya había levantado numerosas sospechas en los Europeos de Gotemburgo 2006, cuando sus representantes se colgaron once de las 29 medallas de oro en juego. El presidente de la federación española, José María Odriozola, acusó entonces a Rusia de recurrir "a métodos prohibidos para mejorar el rendimiento".

El escándalo destapado ayer ha surgido después de que el jefe del departamento antidopaje de la Agencia Federal de Deportes, Alexandr Derevoédov, asegurara que todos los miembros del equipo olímpico ruso habían superado los controles. No obstante, el director de inspección antidopaje del Comité Olímpico de Rusia (COR), Nikolái Durmánov, denunció ayer mismo que Rusia es el único país del mundo en el que se puede comprar EPO en las farmacias.

En vísperas de los Mundiales de Osaka, la federación rusa destituyó al entrenador jefe del equipo nacional, Valeri Kulichenko, por su implicación en el dopaje de dos lanzadoras de martillo, entre ellas Tatyana Lysenko, plusmarquista mundial y campeona de Europa de la especialidad. Además, la campeona rusa de los 3.000 metros obstáculos, Lyubov Ivánova, fue castigada en diciembre de 2006 con dos años de suspensión tras dar positivo por esteroides.