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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

José Manuel Fernández, ex futbolista y gerente deportivo

Fue defensa central del "mejor Sporting de Gijón de la historia" y luego gerente de varios clubes

Tan preocupado últimamente por la salud de su amigo-compañero-ídolo Quini, José Manuel se ha ido de repente, tiñendo de tristeza estos días felices para el sportinguismo. El Sporting era una de las razones de ser de José Manuel Fernández, pero no la única, porque era un hombre con inquietudes, una persona capaz de mezclar el fútbol con la literatura, o la pintura, o el cine. Y siempre con la amistad por bandera. Por eso ayer, cuando llegó la noticia de la muerte de José Manuel, fueron muchos los que lo lamentaron.

José Manuel Fernández García había nacido hace 61 años en El Llano, uno de los barrios más populares de Gijón. Estaba tan orgulloso de sus orígenes que recordaba a menudo que su padre, también futbolista, era conocido como "El Chato de El Llano". Él empezó a jugar en un equipo del barrio, el Siglo XX, para seguir en el Ceares, Sporting juvenil, Camocha y Atlético Gijón, el último peldaño antes de llegar al Sporting. Lo consiguió en 1968, tras una cesión en el Ensidesa, el equipo de la siderúrgica avilesina que tantos futbolistas fabricó para el que sería "el mejor Sporting de la historia".

José Manuel, siempre con el seis a la espalda y ejerciendo de lo que ahora sería un pivote defensivo, asistió al nacimiento de ese gran Sporting, aquel equipo capaz de discutirle un título de Liga al Real Madrid, o el de Copa al Madrid y al Barcelona. No pudo sentirse partícipe del todo de aquellos éxitos por una grave lesión de rodilla, tras un choque con Santillana en el Bernabéu en octubre de 1977. Durante dos temporadas siguió luchando por seguir en el fútbol profesional, pero tuvo que retirarse al final de la temporada 1978-79, en la que como capitán del equipo le hubiese correspondido levantar el trofeo de campeón de una Liga que se escapó por muy poco.

A diferencia de tantos futbolistas, para José Manuel la prematura retirada no fue ningún trauma. El fútbol se vive de muchas formas y él las conocía todas. Justo en aquellos días acabó de perfilar un libro que titularía Compañero Quini, que contiene toda la grandeza futbolística y humana del Brujo desde la cercanía que da el vestuario, el campo y las concentraciones, horas y horas de convivencia entre dos personas que acabaron siendo como hermanos.

El presidente de aquel Sporting, Manuel Vega-Arango, supo aprovechar los conocimientos y la sensibilidad de José Manuel nombrándole gerente. Un cargo que desempeñó con la misma eficacia y limpieza que había demostrado en el campo, de la que pueden dar fe cuantos futbolistas, entrenadores y dirigentes de su club, o de otros que tuvieron la suerte de conocerle. Por eso en 1990, cuando se marchó, no tardó en encontrar trabajo, primero en el Burgos y más tarde en el Logroñés y el Xerez.

Al acabar su etapa en el club andaluz, José Manuel volvió a Gijón para crear una empresa de organización de eventos deportivos y de representación de futbolistas. Y volvió a acercarse a la realidad del Sporting, mucho más deprimente que la de su época, hundido en la mediocridad de Segunda División y con una crisis económica que parecía terminal. Pero él creyó en la resurrección, como dejó reflejado en su labor de comentarista televisivo, primero para Localia y en las dos últimas temporadas para la Televisión del Principado de Asturias, con la que vivió en junio la fiesta del ascenso a Primera 10 años después.

Disminuido en los últimos años por un cáncer que no quiso que se conociera públicamente, José Manuel Fernández nunca dejó sus colaboraciones televisivas, ni las periodísticas con una página en La Nueva España que se convertía en el escaparate de su sensibilidad. Junto a la actualidad futbolística, cada semana cerraba su trabajo con una cita y la recomendación de un libro. José Manuel devoraba libros, revistas y periódicos porque disfrutaba leyendo. También era un apasionado de la pintura y promovió una pinacoteca para el Sporting. Y, por supuesto, el cine. Su amistad con José Luis Garci facilitó la realización de la oscarizada Volver a empezar en Asturias, con algunas secuencias rodadas en El Molinón durante un Sporting-Atlético de Madrid, los dos amores futbolísticos de Garci.

Por encima de todo, del fútbol, de los libros, incluso de Quini, José Manuel tenía cuatro amores, su esposa Raquel y sus tres hijas, que le echarán en falta más que nadie. Porque ayer, a 45 días de su 62 cumpleaños, José Manuel Fernández moría en el hospital Central de Oviedo, donde ingresó la pasada semana por un derrame cerebral tras sufrir una caída en su domicilio, según su familia.

José Manuel Fernández.
José Manuel Fernández.

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