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gente corriente | el tiovivo

"SER TONTO ES UN ESTILO DE VIDA"

ARIEL MARCÓN / TONTO. Ariel Marcón presume de tonto. Se gana la vida con ello, y le parece una profesión muy digna. "La inteligencia está sobrevalorada", dice. "Ji, ji", añade. Ser tonto es algo que, según Ariel Marcón, no tiene nada que ver con las facultades mentales de nadie. "Se ha hecho una utilización peyorativa del concepto 'tonto', asociándolo a que una persona sea corta de entendederas, de escasas luces o alelada. No. Ser tonto es otra cosa".

-¿Qué es ser tonto?

-Ser tonto es un estilo de vida, una actitud, una determinada manera de ver las cosas, ji ji ji. Hay un algo indefinible en el ser tonto, pero que todo el mundo reconoce. Cualquiera, cuando me ve, piensa: este tío es memo. Seguro que usted lo ha pensado cuando me ha visto. ¿Usted lo ha pensado? Sea sincero.

-Sí.

-¿Lo ve? Ji ji ji.

-Qué risita cargante tiene usted.

-Gracias, ji ji ji.

Marcón cultiva su tontería con mimo. Esa risita, algunos tics gestuales, como tirarse del lóbulo de la oreja hasta sangrar, sacarse mocos con los cinco dedos o hacer pedorretas en el antebrazo mientras le hablan, le llevaron a ganar el primer premio de la Convención Transnacional de Tontos que todos los veranos se celebra en el desierto de Gobi. "Te gastas un dineral en el viaje para pasar el calor del siglo, mola mazo".

Ariel fue tonto desde chico, pero sólo con talento natural no se alcanza su posición. "Hay mucho tonto natural que se echa a perder". Gracias a su tesón, Ariel Marcón dirige hoy una red internacional de tontos que sirve de consultoría a importantes empresas para adoptar decisiones trascendentales. "He arruinado algunas empresas importantes", dice con orgullo. "La electrificación del subsuelo de Alaska es una de las mayores tonterías a las que he contribuido". Desmiente su contribución a la guerra de Irak. "No. Ahí ya la tontería iba de serie. Es una lástima que tontos aficionados nos hagan competencia desleal". De otras tonterías españolas prefiere no hablar. Sus clientes exigen confidencialidad. Pero basta leer los periódicos. "La influencia de los tontos es muy grande en los centros de poder españoles".

También ha trabajado como público de prueba para productores de cine y televisión. "A veces, los espectadores piensan, al salir del cine: ¿pero es que nos toman por tontos? No saben cuánto aciertan con ese comentario intuitivo, ji ji ji". Una de las primeras experiencias internacionales de Ariel Marcón fue con la película Mars Attacks. Tuvo la suerte de ser seleccionado para ver las pruebas de la película. "Gracias a mí se corrigieron algunos detalles inteligentes que estropeaban la intención del productor: hacer una película completamente tonta".

No siempre se encuentra un trabajo con glamour. El oficio de tonto tiene mucha salida en la política. "Sobre todo en campaña electoral. Nos reúnen y nos cuentan promesas, para ver si nos las creemos".

-¿A qué aspira alguien como usted, que lo ha alcanzado todo en su especialidad?

-La verdad es que para ser completamente tonto sólo me falta ser alguien verdaderamente importante.

MATT

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