Una mirada que salta a la vista
Caen un veterano atracador identificado por su estrabismo y una banda de falsos pintores que desvalijaba casas
Más de media vida dedicada al robo. Casi tantos años como los que tiene su adicción a las drogas. Fueron ellas las que le llevaron a cometer su primer atraco. Después vino otro. Y otro. Así hasta convertirse en un viejo conocido para la policía, que le ha detenido ya en 15 ocasiones por medio centenar de robos con violencia y otros pequeños hurtos. También por tráfico de drogas y estafa, por los que actualmente cumplía condena, aunque ya en régimen abierto.
Es Elías Ruiz Chacón, un habitual de la cárcel desde los años ochenta del siglo pasado, cuando empezó a robar bancos para pagarse las drogas. Todos le conocían -y le conocen- como El Bizco por sufrir estrabismo. Hace unos días volvieron a detenerlo. A sus 52 años. Esta vez junto a otras cinco personas con las que asaltó tres sucursales bancarias y una decena de negocios: supermercados, restaurantes, farmacias, salones de juego y videoclubes.
Hace algunos años que Elías ya no actuaba solo. Era demasiado conocido. Ahora buscaba compañeros de viaje que hiciesen el trabajo por él. Para ello contactaba con personas, fundamentalmente jóvenes a los que pudiera manejar, que, como él, vivían inmersos en el mundo de la droga y acudían a comprarla al Puente de Vallecas, su centro de operaciones.
"Él actuaba como cabecilla y se rodeaba de personas que necesitaban dinero fácil para costearse el consumo", explican los agentes que participaron en su detención. Con su nuevo grupo, atracó pistola en mano en marzo la oficina de Caja Madrid de la calle de Ramón Pérez de Ayala. No necesitó entrar en el banco. Otros lo hicieron por él. Pero su imagen fue captada por una cámara de seguridad. Iba con la cara tapada, pero aun así resultó reconocible para los policías. Tras ese primer robo llegaron más. Hasta 12. En todos había un patrón común: los testigos hablaban de un hombre con estrabismo en el ojo izquierdo.
No había duda de que El Bizco estaba detrás de cada uno de los atracos. Y fue precisamente él quien permitió llegar hasta el resto de los miembros de la banda. Sólo hacía falta mantenerle vigilado para identificarlos a todos. Entre ellos, dos mujeres y tres hombres, uno de los cuales, Alberto F. C., de 39 años, es otro delincuente habitual: ha sido detenido en 22 ocasiones por robos y por malos tratos. La policía aún busca a otras tres personas, a las que se considera cómplices del grupo.
También al robo, aunque en este caso en el interior de viviendas, se dedicaba un grupo de nueve colombianos de la misma familia cuya detención se conoció ayer. Utilizaban un sutil método para elegir las viviendas en las que cometían sus atracos, lo que les ha valido el mote del clan de los pintores. Vestidos como si se dedicaran a remozar paredes, iban de puerta a puerta para repartir propaganda de una inexistente empresa de pintura. Así conseguían saber qué pisos se encontraban vacíos en ese momento y los desvalijaban.
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