Los cuestionados
Yo no estoy en el Tour, eso es ya sabido. Y no sé si debería o no, eso es algo que no me concierne, aunque por supuesto, claro que me gustaría. Pero ayer vi ganar a otro de los que no debería estar, y claro, no puedo evitar pensar en qué es lo que hubiese hecho de estar por allí.
En la última carrera que corrí, un compañero de Burghardt me habló de él y de cómo no había sentado bien a alguno de sus compañeros su inclusión en el Tour. El ganador de ayer se ha pasado este inicio de año recuperándose de una lesión. Se perdió toda la temporada de clásicas, y había empezado a correr un par de meses antes del Tour. Según sus compañeros, no había demostrado nada especial este año. Y otros sí, y se quedaron en casa. Pero con la victoria de ayer no queda más que darle la razón al que hizo la selección del Columbia, porque el alemán no solo ha trabajado bastante para Kirchen y Cavendish, sino que además se lleva una etapa para casa. Bravo por él, que no hay muchos que puedan decir lo mismo.
Ya anteriormente ganó una etapa uno que no debería estar por allí. ¿Quién? Pues el mismo que ayer fue el tercero en la meta, o sea, que ni siquiera se puede decir que fue flor de un día. Sí, el pequeño Dumoulin, el ganador de una etapa allá por la primera semana (lo que parece hablar del pleistoceno por todo lo que ha pasado después, escándalos incluidos, pero que en realidad ocurrió hace dos semanas). Un masajista nuestro le bautizó hace tiempo como futbolín, lo que tiene su gracia viendo su envergadura. Al parecer, según me informaron en radio pelotón, Dumoulin era un fijo en la alineación de su equipo para el Tour. Pero en Dauphiné Liberé, la carrera previa en la que de alguna manera hay que justificar esas nominaciones, el estado de forma del francés dejaba mucho que desear. Yo la verdad es que no estaba para muchos trotes, pero él no andaba muy lejos de mí en las etapas decisivas. Así que tan sorprendido me quede yo de aquella victoria como aquellos que cuestionaban su selección. Otro acierto de alguien que entiende.
Y poco más ocurrió ayer. Que era un día para fugas estaba cantado. Que muchos querían cogerla, también. Por eso hicieron 55 kilómetros en la primera hora de carrera. Día de descanso, dirán los que vieron llegar retrasado al pelotón, pero no le deseo a nadie lo que se siente en esa primera hora. Al final fue Barredo quien se marchó, y Burghardt el que reaccionó antes de que fuese demasiado tarde. Todo ante el pasivo pelotón: que se vayan, que termine esto ya por favor. Y mañana tres cuartos de lo mismo, y es que... qué cerca está París pero cuánto hay que sufrir aún para llegar.
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