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Columna
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Sin líder a la vista

Esta tarde-noche, Elche será por unas horas la capital del socialismo valenciano. Todos cuantos pretenden ser algo en el futuro de ese partido estarán presentes al reclamo de Leire Pajín, único referente en el que se reconoce la mayoría de la militancia; pero que por su condición de secretaria de Organización federal del PSOE está obligada a ejercer su liderazgo desde la sombra con una enorme prudencia y sensibilidad, no le ocurra como a su antecesor en el cargo, Ciprià Ciscar, que salió escaldado de sus intentos por reconducir el PSPV.

Pajín tampoco lo va a tener fácil. La proliferación de tantos precandidatos -cuatro, de momento- a la secretaría general del PSPV / PSCV revela la debilidad de todos ellos. Ninguno, pese al tiempo que llevan en campaña, ha sido capaz de alzarse con un discurso poderoso e imponer su personalidad ante una militancia que reclama un líder capaz de sacarla del marasmo en el que se encuentra.

La ponencia es un monumento a la inconsistencia y a la incoherencia

La incapacidad de los precandidatos para sobresalir alimenta la hipótesis de una solución de laboratorio que contaría con el apoyo de una plataforma, todavía innominada, que se presentará la semana próxima. Pero esa aparente solución sólo es posible si cuenta con el respaldo de Leire Pajín, lo que convertiría al candidato/a automáticamente en la "persona de Ferraz". Una etiqueta que provoca rechazos en el interior de un PSPV que aspira a sacudirse la imagen de ser una mera extensión sucursalista del Gobierno y de la dirección federal.

Existe un paradójico consenso en el análisis sobre el futuro: los precandidatos reúnen las exigencias básicas para serlo. Son jóvenes y sobradamente experimentados; pero no convencen. De ahí que los cuadros socialistas, decisivos en la elección del secretario general, repitan como un mantra que "lo importante es el equipo y el discurso, lo importante es el equipo y el discurso" porque necesitan convencerse de que la figura del secretario general es una cuestión secundaria, cuando todos saben que no es así.

Esta noche, en Elche (como ayer y hoy en Valencia), más importante que el discurso de Leire Pajín serán los conciliábulos entre los barones territoriales, observar hacia dónde se decanta el eje Benidorm-Elche, los intentos, que los habrá, de forjar un consenso en torno a un precandidato y el lenguaje corporal de los aspirantes o candidatos a aspirantes, alguno de los cuales tal vez haya perdido la carrera antes de saltar a la pista. Pero más seguro parece que vuelvan a ganar tiempo -¡está tan lejos septiembre!- y que sigan repitiendo su mantra: "Lo importante es el equipo y el discurso".

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Del equipo nada se sabe, pero sí algo del discurso. Y no es como para tirar cohetes. La ponencia política que ha coordinado la secretaria de Organización, con la notable excepción de la autocrítica, es un monumento a la inconsistencia ideológica y a la incoherencia política. Una cita de Groucho Marx podría sintetizar el mensaje central: "Estos son mis principios; pero si no les gustan, tengo otros". Tal se desprende de la lectura de un texto que bien podría llevar por título Buscando el centro desesperadamente. La ponencia explica el porqué: como la sociedad valenciana se ha derechizado, vámonos al centro. Lamentablemente, más allá de un catálogo de obviedades y lugares comunes, no explica cómo ha de realizarse ese tránsito hacia el extremo centro. Los socialistas valencianos, huyendo de la imagen de radicales que la derecha les ha endosado, aspiran a parecerse al PP sin caer en la cuenta de que entre la copia y el original, los ciudadanos siempre van a rechazar la copia.

El tacticismo que impera en el PSOE prescinde de las ideologías y de las estrategias. Más importante que transmitir unos valores a la sociedad es adaptarse a la imagen que tiene de sí misma esa sociedad para, a continuación, hacer el programa político con el que alcanzar el gobierno.

En la ponencia menudean las críticas aceradas al PP, algunas más que justificadas. Pero los populares podrían firmar el 80% de las propuestas que figuran en la misma y en algunos casos, incluso, reclamar su paternidad. Es lo que ocurre cuando se parte de un análisis demoscópico temporal y estático, sin tener en cuenta que la sociedad es dinámica. En los más de 80 folios de la ponencia no hay una sola línea que reflexione sobre cómo será la sociedad después de la crisis económica. Una reflexión imposible porque se niega la existencia misma de la crisis económica y nada se dice del paro existente. Paradójicamente, la autocrítica de los errores cometidos en el pasado no sirve para evitar cometerlos en el presente.

Sin líder a la vista y con un discurso en el que difícilmente se reconocería el más tibio de los socialdemócratas, ¡cómo tendrá que ser el equipo para cubrir tantos agujeros!

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