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DESDE MI SILLÍN | TOUR 2008 | El 12º español de amarillo
Columna
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¿Satisfechos?

Uno tiene que estar satisfecho cuando hace todo lo que puede. Es así, no hay que darle más vueltas. Sin embargo, a pesar de estarlo, no puedo negar que estoy también en un estado que sin llegar a la decepción, se le aproxima ligeramente.

Hablo de mí y de lo que he sentido hoy en la pancarta de los últimos 400 metros a la meta; no en el Tour, no en Alpe d'Huez, sino en la Vuelta a Sajonia, donde he comenzado hoy a correr. He atacado antes del último kilómetro. Soplaba un fuerte viento de cara y la carretera picaba ligeramente hacia arriba, por lo tanto la oportunidad era buena para sorprender a los velocistas. Pero he arrancado demasiado lejos y, a pesar de que he abierto un hueco interesante, a unos 500 metros del final he sentido algo así como un "corte de inyección". He comenzado a perder velocidad, y para lo único que me ha servido el ataque ha sido para ver el sprint desde una posición privilegiada. Otra vez será.

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A un paso de la gloria

Lo mismo he sentido cuando una vez en el autobús hemos visto la ascensión de Alpe d'Huez, la mítica subida de las 21 curvas. Yo tenía todas mis expectativas puestas en Denis. Ayer a la noche recibí un sms: "Está tranquilo, no ha querido arriesgar, mañana es su día". Vaya, pensé, Denis no es de los que amaga, sino de los que da. Así que habrá que confiar en él, me dije.

Entonces cuando le vi saltar al primer ataque de Sastre nada más comenzar la ascensión, me dije: ya está, ahora irá a por todas. Pero no, las piernas no le funcionaban, y tuvo que resignarse a ver marchar al abulense. Aquí pondría un asterisco para remarcar lo curioso de la situación: un compañero del líder al asalto del liderato; curiosa y supongo que polémica táctica la del CSC, tuvo que haber sido interesante la reunión técnica de la mañana. Termino aquí el asterisco. Pero cuando vi que ni siquiera era capaz de aguantar el ritmo me temí lo peor. Se descolgó de ellos y vio cómo sus opciones de subir a lo más alto en París -o a lo más bajo, siempre sin bajar del podio- se iban cuesta arriba. La llamada "montaña de los holandeses" cavaba su tumba, y él parecía que poco podía hacer. Menos mal que se recuperó y consiguió reintegrarse en ese grupo.

No se cómo se sentirá Denis ahora mismo. Quizá esté en un estado parecido al mío, quizá, pues al menos ha salvado el momento de crisis. Lo que no creo que esté es eufórico. Para eso ya está Sastre, que después de su espectacular victoria ya estará rumiando el soniquete que tantas veces habrá oído: "el que sale vestido de amarillo de Alpe d'Huez, lo lleva hasta París". Toda una vida soñando con ese logro, y lo consigue en el lugar en el que la leyenda le es más favorable. No es mal botín Carlitos, desde aquí mi enhorabuena. Aunque a mí al que me gustaría ver en esa situación es a Menchov, no nos engañemos. Pero parece ser que este año no va a poder ser.

Ahora queda esperar al sábado para ver el acto final. Sabremos por fin quién será el ajustado ganador de este interesante Tour, y ya de paso, comprobaremos si la leyenda es o no cierta.

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