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Crónica:Gran Premio de Estados Unidos
Crónica
Texto informativo con interpretación

Rossi desquicia a Stoner

El italiano se supera en Laguna Seca y gana la carrera más trepidante del año - El australiano, segundo pese a caerse a ocho vueltas del final - Lorenzo se parte un pie en una caída al comienzo de la prueba

Oriol Puigdemont

En una carrera de motos como las de antes, trenzada a base de adelantamientos y maniobras arriesgadas al extremo y con un adversario que se lo puso más que peludo, el italiano Valentino Rossi dio la campanada en Laguna Seca, donde ayer se apuntó en el Gran Premio de Estados Unidos su cuarta victoria de la temporada y afianzó su condición de líder del Campeonato del Mundo de MotoGP tras completar un delicioso ejercicio en el que mezcló la habilidad, la estrategia y la valentía a partes iguales. Este triunfo le sirve además para mandar un recadito al australiano Casey Stoner, el campeón actual, que venía embalado desde unas carreras atrás y con el que se batió en un duelo realmente exquisito. "Si quieres ganarme, vas a tener que sudar", le vino a decir.

Rossi: "Tuve que arriesgarme un poco en las frenadas. Fue una batalla de mucho nivel"
Stoner: "Hacía mucho tiempo que no veía un pilotaje tan agresivo como el de Valentino"

Convencido de que dar un respiro a Stoner habría sido mortal de necesidad, Rossi se puso el mono de trabajo nada más subirse el telón y le metió la moto a su adversario en la primera vuelta, en la entrada del sacacorchos, el tirabuzón más famoso del Mundial.

Para entonces, Jorge Lorenzo ya había salido por los aires estrellándose contra el asfalto y fracturándose el pie izquierdo, en concreto el tercer y quinto metatarso. De todas maneras, podrá competir en la cita siguiente, la de la República Checa.

Rossi y Stoner se enzarzaron en un cuerpo a cuerpo de alto voltaje que sólo terminó cuando el piloto de Ducati sufrió una salida de la pista al pasarse de frenada en la curva que precede a la recta de meta.

Hasta ese momento (vuelta 24ª) hubo de todo. Adelantamientos de Stoner por velocidad a final de recta (terceravuelta) y también interiores de Rossi, que una y otra vez le devolvió las jugarretas.

En una disciplina que se decide por matices y que cada vez está más automatizada, la carrera de ayer cae como agua de mayo y permite constatar que el motociclismo de antes, el de las luchas cerradas a cuchillo, el del cuerpo a cuerpo hasta la bandera de cuadros y, en definitiva, el que ha convertido este circo en un deporte de primer nivel, todavía bombea. Y nadie duda de que uno de los principales artífices de este subidón de popularidad es italiano, se hace llamar Il Dottore, tiene 29 años de edad y desde hace cuatro viaja subido en una Yamaha, siempre con el número 46 como símbolo.

Y es por días como el de ayer que uno entiende por qué Rossi es considerado el mejor motociclista de todos los tiempos.

Con Stoner enchufado ya desde los entrenamientos del viernes y bajando los tiempos a su antojo, al de Tavullia tan sólo le quedaba encomendarse a la estrategia. Lo hizo tal como lo había estudiado y el plan le salió de perlas, al punto de que, con sus idas y venidas, consiguió desquiciar al australiano.

A falta de ocho giros rodaban juntos, la Yamaha delante y la Ducati detrás, cuando el campeón apretó más de la cuenta en la bajada del circuito, se pegó demasiado al trasero de su rival, la moto le soltó un zurriagazo, entró en la arena y, cuando ya casi estaba parado, se venció y acabó en el suelo.

Ahí se acabó la gresca más trepidante que se recuerda en mucho tiempo. Con Rossi disparado, Stoner tuvo tiempo de recoger su Ducati, incorporarla, volver a montarse en ella y terminar la carrera en la segunda posición, 13 segundos antes que su compatriota Chris Vermeulen, que fue el tercero.

Esta circunstancia permite hacerse una idea de lo tremendamente superiores que se mostraron Rossi y Stoner. A ello ayudó, sin duda alguna, el tremendo error de Michelin, que desplazó a Estados Unidos una partida de neumáticos que más bien parecían piedras. Así, el primero de sus pilotos en cruzar la línea de meta fue el italiano Andrea Dovizioso, cuarto, a más de medio minuto del ganador.

Los equipos que calzan sus motos con los neumáticos franceses sabían que no tenían nada que hacer incluso antes de que se apagaran los semáforos. Mal asunto en una disciplina en la que las gomas son lo único que toca al suelo y un ejemplo más de la astucia de Rossi, que la temporada pasada dijo basta, dejó a Michelin en la estacada y se subió al carro de Bridgestone.

Si la Yamaha late a su gusto y siempre que los neumáticos respondan, nadie puede medirse en calidad de pilotaje a Rossi. Tiene trucos para todo y, como si fuera de otro mundo, se regala en cada curva, en cada frenada y en cada cambio de dirección con maniobras que sus rivales no pueden siquiera imaginarse por miedo a ponerse la moto por montera.

"Tuve que arriesgarme un poco en las frenadas para adelantar a Stoner", aseguró Rossi, que hasta ayer no había conseguido ganar en el circuito californiano. "Hacía tiempo que no veía un pilotaje tan agresivo como el que ha exhibido Valentino en la primera parte de la carrera", se quejó, a su vez, Stoner. "Fue una batalla de mucho nivel", zanjó el italiano, que ahora aventaja en 25 puntos al australiano.

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