El 'capo' bajo los palos
David Barrufet busca el primer oro del balonmano español en sus últimos Juegos
David Barrufet (Barcelona, 1970) está sentado sobre un banco colocado de forma transversal. Una cuerda elástica une sus dos muñecas después de rodear dos palos de dos metros de alto y ocho centímetros de ancho que sostienen otro de tres metros de largo y de la misma anchura: las dimensiones de la portería de balonmano, que queda a sus espaldas. Delante del banco, Alexander Buligan, preparador de la selección española y ex portero, comienza a lanzarle pelotas de tenis que trata de detener. El ejercicio pretende aumentar los reflejos del portero, intentar que sea capaz de atajar lanzamientos que pueden alcanzar más de 150 km/h. La escena tuvo lugar en el Pabellón Príncipe de Asturias de Pinto (Madrid) durante la preparación para el torneo preolímpico, disputado hace un mes y medio. Y se repitió el pasado martes, con alguna variante y con José Javier Hombrados, el otro portero de la selección, como víctima de ese singular potro de tortura.
Pastor trabaja la resistencia, la velocidad y la defensa como base del triunfo
A los entrenamientos, "siempre con balón", le siguen bañeras de hielo para recuperar
El balonmano en los Juegos |
Tras 18 años, los Juegos de Pekín serán el punto final con el equipo nacional para Barrufet. Del inicio de su trayectoria hasta ahora, de barrufet (pitufo, en catalán) sólo le queda el apellido. Con 38 años, es el mayor de la selección y el que más partidos ha disputado con ella. Su 1,99 metros y 110 kilos acumulan 259 internacionalidades. "Lo está dando todo porque sabe que son sus últimos partidos, la cuenta atrás", explica Félix Brocate, delegado del equipo y ex árbitro, quien conoce a Barrufet desde las categorías inferiores. Esta temporada, una lesión le mantuvo apartado de las pistas casi cuatro meses. Con una dosis extra de determinación, el portero se sobrepuso. "Es muy importante que Pastor confiara en mí después de la lesión", afirma; "ahora me encuentro muy bien tanto físicamente como de cabeza. Me estoy preparando mucho". El trabajo específico para encarar Pekín difiere poco del que se realiza para cualquier otra competición internacional, excepto que la concentración dura más tiempo.
La ocasión lo merece y el equipo lo sabe. Por eso están echando el resto. El cansancio acumulado después de toda la temporada que mostraron algunos jugadores en el torneo preolímpico se esfumó tras unas semanas de descanso. Juan Carlos Pastor, técnico de la selección, concentró el 2 de julio a 16 jugadores en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada (Granada) para comenzar la preparación para los Juegos. Diez días en los que han cargado sus piernas con tres sesiones de entrenamiento diarias. Una de madrugada, de carrera continua; otra, a media mañana, de musculación; y una última, por la tarde. "Los primeros diez días han sido agotadores", reconoce Pastor. A las carreras continuas y las horas de entrenamiento, "siempre con balón", le suelen seguir bañeras de hielo para que los jugadores se recuperen del agotamiento muscular. Y para que el ritmo no pare.
De Sierra Nevada a Pinto. "Las piernas lo empiezan a notar. Pero hay que continuar", comenta Víctor Tomás, al finalizar el entrenamiento de la tarde. La mañana la habían dedicado a ejercicios de contraataque. Una forma de ejercitar la velocidad y agilidad mental, dos factores decisivos. Tomás, uno de los extremos derechos del equipo, afronta sus primeros Juegos. España no falta a la cita olímpica desde Moscú 80. Hasta el próximo día 30, cuando la selección ponga rumbo a Pekín, las sesiones de entrenamiento serán de mañana y tarde. Aunque el cuerpo sucumba y las fuerzas flaqueen. Todo por una medalla olímpica, que la selección ya consiguió en Atlanta 96 y Sidney 2000, bronce en ambas ocasiones.
El debut será el 10 de agosto, a las 9.00 en Pekín (3.00 en España), un horario nada habitual para la selección, y ante Croacia, subcampeona del Europeo de 2008. Una vieja conocida de la selección, a la que ya venció en la final del Mundial de 2005. "El día clave es el día 20, en el cruce de cuartos. Ahí se decide todo. Puedes quedar primero en la fase de grupos y perder, y se acabó. O quedar cuarto, ganar el cruce y jugar por las medallas", cuenta Barrufet, en sintonía con las declaraciones de Pastor cuando se anunció el grupo en el que está enmarcada España: Croacia, Polonia, China, Francia y Brasil.
La ilusión por vestir los laureles del éxito planea por la pista. Iker Romero, baluarte de la primera línea de la selección, libera la rabia después de una acción de juego. "¡Ánimo, ánimo!", grita Barrufet, apostado en su hábitat natural, la portería. "La tensión es lógica y es normal que surjan pequeños rifirrafes. Pero eso es bueno. Nos estamos jugando mucho y todos estamos dando lo máximo", explica. Sólo 14 de los 16 jugadores que están en la concentración pueden ir a Pekín.
Pastor, en los recovecos de su mente, esconde el nombre de los descartes. Los dará a conocer pocos días antes de viajar a China pero, de momento, mejor centrarse en el trabajo. Sobre todo, la defensa, la base de la victoria. En ella es donde más ha insistido el entrenador en las últimas concentraciones del equipo. Y ésta sigue la misma tónica. "Tenemos claro que hay que defender. Debemos defender", repite. El técnico vallisoletano, gesto adusto, silbato en mano, dirige con la mirada. Prescinde de gritos y aspavientos. Nada de histrionismos. Lo suyo es la palabra. Explicar a cada uno qué quiere de él. Si es necesario, con un aparte durante el entrenamiento. Trata de motivarlos, y vistas sus caras el pasado martes tras la sesión de la tarde, parece que lo ha conseguido.
El equipo, un conjunto bien ensamblado, sin aristas, se convierte en la piedra de toque del éxito. Y entre todos ellos, Barrufet, el capitán, ejerce de aglutinador. "El ambiente es buenísimo, tanto dentro como fuera del campo. Lo importante es eso, el equipo", dice. "Es un referente, el capo, y cuando no está se le echa de menos, sin desmerecer a nadie. Y como persona, es todo un señor", añade Brocate. "Me han comentado los compañeros que echaron de menos en el Europeo [que se perdió por lesión] la figura del abuelo cebolleta", comenta entre risas Barrufet. "Un jugador que tiene los títulos que tiene Barrufet es normal que sea un referente", afirma Tomás, uno de los benjamines con 23 años y compañero del portero en el Barcelona.
El adiós de Barrufet al equipo nacional es definitivo: "Ha llegado el momento de decir basta". ¿Y si es con el oro? "Sería el mejor colofón a mi carrera con la selección". El punto final dorado a una vida bajo los palos.
David Barrufet
- Nació el 4 de junio de 1970 en Barcelona.
- Es licenciado en Derecho.
- Juega en el Barcelona desde los 14 años.
- Nombrado mejor portero del mundo en 2001 y 2002.
- Bronce olímpico en Sidney 2000, oro en el Mundial de 2005 y plata en el Europeo de 2006.
- La selección se clasificó para Pekín tras quedar segunda en el torneo preolímpico de París.
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