_
_
_
_
_
DESDE MI SILLÍN | TOUR 2008 | 14ª etapa
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Oscarito

Por fin llegó el día Freire, menos mal. Otros años hablábamos del día Virenque o del día Rasmussen, de citas ineludibles en el calendario de aquellos Tours. Todos sabíamos que, si esos corredores estaban en carrera, ese día llegaría tarde o temprano; sí o sí. Y al final siempre llegaban. Y claro, estando Óscar en carrera, raro era que llevásemos ya casi dos semanas sin verle de protagonista con mayúsculas. Ayer llegó por fin ese momento. Este año se ha hecho de rogar, pero vista la superioridad de Cavendish, estaba claro que Óscar tenía que aprovechar la oportunidad más propicia, y el perfil de la etapa de ayer era como para no desperdiciarlo.

Óscar es grande, un grande como dicen en Italia. Y Óscar es Óscar, sin más artificio. Hablando de Italia, allí donde Óscar es un corredor muy querido, han intentado más de una vez ponerle algún mote (parece que se les hace difícil referirse a un gran corredor sin el apodo correspondiente). Han recurrido a varios animales, felinos en su gran mayoría, pero ninguno de esos intentos ha calado, seguramente porque ninguno casa con su personalidad. Al final le terminan llamando Oscarito, con una familiaridad tal, que hace que la gente vea a Óscar como alguien humilde y cercano, más aún de lo que ya de por sí es.

Más información
'Superfreire', el 'sprinter' solitario

Después de ver el sprint de ayer me acordaba de aquel de la primera etapa de la Tirreno-Adriático de este año. Yo estaba por ahí apoyándole y le perdí de vista en la última curva, a unos 300 metros de la meta. No podía ver el sprint, pero sí oír al speaker que relataba con pasión el mano a mano: "McEwen-Petacchi, Petacchi-Mc Ewen.... ¡No! Ha vinto Freire, ¡e uscito come un gatto!". Anda que no hicimos cachondeo con la expresión aquellos días.

Y ayer me acordé porque eso fue exactamente lo que hizo, escaparse como un gato del atolladero en el que estaba metido. Iba perfectamente colocado a rueda de los Milram, pero justo antes de lanzar el sprint por su cuenta, se vio sorprendido por Feillu y Duque, que lanzaron el ataque por el lado opuesto. Óscar se quedó encerrado y por un instante parecía vendido y sin opciones, pero Julian Dean le abrió cortésmente un hueco a su izquierda y se metió por allí de cabeza. Abrió entonces el gas y fue como Cavendish estos días, es decir, sencillamente imbatible.

Objetivo cumplido, ahora a por el verde. El maillot verde de la regularidad -que nunca ha ganado un español- este año sí que es para Óscar un objetivo por sí mismo. Si nunca lo ha ganado es más que nada porque nunca se lo ha propuesto. Porque en el único Tour que terminó, viendo los Campos Elíseos, se dijo a sí mismo: "Esto es muy bonito, pero yo aquí no vuelvo, que llegar hasta aquí es demasiado duro".

Pero no, este año volverá para desdecirse, y lo hará vestido de verde. Ya verán.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_