"Hace falta un agitador como yo"
A Riccardo Riccò (Modena, 24 años) le llaman la cobra. Tiene fama de antipático y en el pelotón no le aguanta nadie, por rebelde y caradura. Pero en las distancias cortas gana. Tiene cara de pillo y es listo. Tumbado en una camilla, hora y media después de acabar una etapa, pierde toda su arrogancia, habla sin parar y se ríe a carcajadas mientras recibe un masaje de Paco Lluna, el mismo que cuidó los músculos de Pantani. Le interrumpen sólo un par de mensaje de su madre y una llamada de la novia. "He soñado que perdías los calzoncillos durante una etapa", le dice ella. Al cuello lleva un cuerno de buena suerte, regalo de unos amigos en el Giro.
Pregunta. ¿Le manda muchos mensajes su madre?
"De pequeño me encantaba subirme a los árboles. Estudiar, nunca"
"Me gustaría tener la clase de Pantani. Era mi ídolo, el número uno"
Respuesta. Unos cuantos: "Qué tal, te he visto en la tele, hoy te has controlado, ayer te vi muy atrás". Y siempre se despide con la misma frase: "Cuidado con lo que dices".
P. ¿Le castigaban mucho sus padres de pequeño?
R. Sí, porque pegaba a mi hermana y ella se iba corriendo a llorarle a mi padre. Y el castigo era irme a la cama inmediatamente, fuera la hora que fuese.
P. ¿No se escapó nunca por la ventana?
R. Un montón de veces. Desaparecía y me venían a buscar por la noche. Una mañana para no ir al colegio me escondí en el armario y estuve allí cuatro horas sin que me pillaran.
P. ¿A qué jugaba de niño?
R. Al escondite.
P. ¿Una infancia al aire libre?
R. Sí, nunca estaba en casa, siempre iba por ahí a jugar con los amiguetes, al parque, en la campiña. Me encantaba subirme a los árboles. Me quedaba horas allí arriba, hasta llegué a construir una cabaña con madera y clavos. Estudiar, nunca.
P. ¿Qué quería ser de mayor?
R. Veterinario. Luego bombero y también policía.
P. ¿Qué póster tenía en la habitación?
R. Una foto de Marco Pantani firmada por él. Le conocí con 14 años en una etapa del Giro a Emilia.
P. ¿Era su ídolo?
R. Sí, porque era el número uno. También me gustaban Ullrich y Virenque: el alemán porque siempre llegaba segundo y el francés por su forma de ser y porque siempre atacaba.
P. ¿Qué le gustaría tener de Pantani?
R. La clase. En realidad, todo menos las orejas.
P. ¿Cuándo montó por primera vez en una bici?
R. Tenía tres años y me clavé el freno en el abdomen por querer ir sin manos. Me volví a subir y me volví a caer, me hice un corte en la cara y me llevaron al hospital. Aún tengo la cicatriz.
P. ¿Y cuándo descubrió que quería ser ciclista?
R. Con 13 años. Mi abuelo era un gran apasionado y mi padre corrió en bici. Al final me dejé convencer por unos compañeros del colegio.
P. ¿Qué recuerdos tiene de sus comienzos?
R. En mi primera carrera recuerdo que tenía miedo de quedarme descolgado. Conseguí llegar con el grupo y mi padre me regaló una bicicleta nueva.
P. ¿El apodo cobra viene de aquella época?
R. No, es de hace un año. Me lo pusieron los aficionados en la Tirreno-Adriático, donde gané dos etapas. Se fijaron en que, antes de atacar, miraba a mis rivales a la cara. Igual que una cobra que mira antes de escupir el veneno.
P. Hablando de veneno... en España le apodan la víbora.
R. Sí, me lo han contado.
P. ¿Y?
R. Creo que hace falta un tío como yo que anime el ambiente, un agitador. Si no, esto es un cementerio. Ya lo hice en el Giro y tendré que buscarme a alguien en el Tour para discutir.
P. ¿Es un provocador?
R. No, soy yo mismo. No me cae mal nadie, simplemente digo lo que pienso. Y no tengo nada en contra de Alberto Contador, por mucho que diga la gente. Es más, le admiro porque es un campeón y fuera de la carrera yo respeto a todos.
P. ¿Pero dijo o no que no se había merecido ganar el Giro de Italia?
R. No, dije que no había ganado el mejor.
P. ¿Y el mejor quién era?
R. Yo, y lo demostré. En las montañas lo dejé atrás.
P. ¿Y si era el mejor por qué no ganó?
R. Porque me caí en la contrarreloj, luego se cayó Piepoli y no pude contar con su ayuda.
P. ¿Se ha arrepentido alguna vez de algo que haya dicho?
R. No, a veces me he arrepentido de las formas.
P. ¿Le pasaba lo mismo de pequeño?
R. Era mucho peor. Y de hecho me divertía más.
P. ¿Quién le hizo cambiar?
R. El ambiente, a veces me doy cuenta de que tengo que tranquilizarme.
P. Con el primer sueldo importante se compró un Porsche. Es adicto a los coches, ¿le habría gustado ser piloto?
R. Sí, pero es chungo. También me habría gustado ser futbolista y habría sido más fácil: ganas diez veces más y no te cansas nada.
P. ¿Qué le cabrea más?
R. La hipocresía de este ambiente, que cada vez va a peor.
P. ¿Y por qué aguanta?
R. Porque cuando empieza el baile hay que bailar. Y además me gusta ir en bici.
P. ¿Aguanta sin ella cuando está de vacaciones?
R. Sí, claro, no soy como Contador.
P. ¿Qué hace cuando está en su casa?
R. Me voy de tiendas, de cañas con los amigos y a cenar en el restaurante de siempre en el que trabaja un amigo mío.
P. ¿Qué es lo que más le ha impresionado del Tour?
R. La organización. Pero para mí el Giro es más bonito, por las montañas y las carreteras, aunque hay mucha menos gente que en el Tour.
P. ¿Le gusta el fútbol?
R. No. Me gustan las motos, la fórmula 1 y el atletismo.
P. ¿Max Biaggi o Valentino Rossi?
R. ¡Valentino! Me pidió una camiseta firmada y hemos quedado para conocernos.
P. ¿Y con Contador se iría a cenar?
R. Sí, con tal de que pague él, para eso cobra lo que cobra.
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