Teatro de los dioses
Con el avance del nuevo siglo, Yasumasa Morimura (Osaka, Japón, 1951) ha decidido cambiar, de un modo bastante radical, algunas de las claves de su trabajo. No se trata de modificaciones en su estrategia, donde da continuidad al autorretrato escenificado, a la autorrepresentación, tomando como referencia iconos culturales absolutamente reconocibles y masivamente difundidos. Ni en los elementos básicos que definen su trayectoria, a lo largo de la cual él mismo se ha ido incluyendo e incorporando en obras maestras de la cultura y el arte occidental -pinturas, grabados o películas- o asumiendo mediante la transformación y el disfraz la identidad de famosas estrellas del cine. El significativo cambio registrado en las obras que componen el trabajo Réquiem por el siglo XX, respecto a sus series anteriores, reside en un trasvase del foco de atención: el interés por la inestabilidad de la identidad, la hibridación masculino-femenino, los arquetipos de la mujer o el choque entre la cultura oriental y occidental; hacia la relectura, en una clave muy personal, de la historia y la política del siglo XX.
Yasumasa Morimura
Réquiem por el siglo XX
Galería Juana de Aizpuru
Barquillo, 44. Madrid
Hasta el 31 de julio
En Réquiem por el siglo XX, trabajo con el esclarecedor subtítulo de "el crepúsculo de los dioses turbulentos", Morimura se apropia de una serie de personajes y momentos clave de la historia del siglo XX. Las figuras e imágenes que ha elegido para caracterizar y reinterpretar el siglo son muy explícitos: retratos escenificados y vídeos de Mao, Hitler, Lenin, Che Guevara o Yukio Mishima, junto a los que se presenta la recreación de una serie de fotografías de prensa que registraron, en su momento, el instante en que se cometieron asesinatos muy significativos, como el de Lee Harvey Oswald a manos de Jack Ruby, el de un vietcong a manos del jefe de policía de Raigón, o el del líder socialista japonés Asanuma a manos de un extremista.
En los vídeos, la reinterpretación actualizada de los discursos de los diferentes personajes construye nuevas relaciones de tiempo en el seno de los acontecimientos. Con estas nuevas obras, Morimura escarba con eficacia en la dimensión "teatral" que contiene siempre la huella de la historia y nos hace reflexionar sobre la necesidad de dialectizar la relación entre imagen y memoria.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.