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Reportaje:moda

Rebelde con corbata

Scott Sternberg ha pasado de ser agente de actores a convertirse en el último diseñador estrella de Los Ángeles

Xavi Sancho

Scott Sternberg era agente de actores en Hollywood hasta que un buen día decidió abandonar la segunda profesión más popular de Los Ángeles para abrazar la más popular de Londres o Nueva York.

Cuatro años atrás, cuando sólo contaba con 31, este menudo personaje, enamorado del universo Hemingway, de los filmes de Jean-Luc Godard, del look de John Coltrane, y del tweed más inglés, decidió saltar al mundo de la moda con su propia marca, Band of outsiders (Banda de externos, de perdedores, o banda aparte, como se tradujo aquí el filme de Godard del que procede el nombre). Admite que en seis meses aprendió casi todo lo que sabe del negocio de la moda. Del buen gusto, en cambio, lo sabía todo de origen. "Siempre he tenido un gusto especial por la ropa y siempre he tenido unas máximas inquebrantables que trato de aplicar a mi negocio. Por ejemplo, jamás verás un traje mío mal cortado, o un forro mal cosido. No hay nada más triste que eso", comenta, a través del correo electrónico, días después de haber recibido un premio CFDA, algo así como un Oscar de la moda. "No sé exactamente cómo un galardón de este tipo puede afectar a la marca". Lo que sí ha afectado, y de manera positiva, el devenir de esta joven firma, que este año presenta Boy, su primera colección para chicas, ha sido la experiencia en la industria del cine de Sternberg y sobre todo el efecto que una ciudad como Los Ángeles ejerce sobre sus habitantes. "Del negocio del cine me he traído mi personal aproximación al negocio. De alguna manera, la moda es bastante más democrática que el cine, menos agresiva. De mi pasado como agente he aprovechado la capacidad para hacer llegar mi mensaje. Eso sí, el negocio de los trapos siempre lo he tratado con cautela y precaución. El establishment sigue intimidándome".

"No diseño para la pasarela, así que hay un elemento de drama y tendencia que me ahorro. Me puedo guiar sólo por mis instintos, por lo que me gustaría vestir. Estoy convencido de que lo que yo me pongo lo vestiría también otra gente. Hasta ahora, me ha funcionado", comenta Sternberg, quien planea ahora la construcción de una tienda con piezas de Lego. Con un equipo formado sólo por cuatro empleados fijos y cuatro colaboradores, desde un pequeño estudio en West Hollywood y armado sólo con la idea romántica de un universo de elegancia de evocaciones literarias en el que el pasado recibe el tratamiento de clásico, Sternberg se concentra en la actualidad en mejorar la distribución de sus prendas en Europa -no vende en España, por el momento- y en ahondar en sus nuevas propuestas para chicas. El modisto Paul Smith dijo que no había nada más complicado que descubrir qué le gustaría vestir a una mujer. Sternberg ha solventado este dilema vistiéndolas igual que a sus hombres. "Hombre, no es exactamente eso. Hay elementos comunes entre ambas colecciones, la de hombre y la de mujer, pero aquí la clave es que seamos capaces de crear pocas piezas de calidad y coherencia en vez de una enorme colección. En el futuro espero que Boy se base en el espíritu y el sentimiento más que en una reinterpretación de mi ropa masculina". Convencido de que todavía le queda un largo trecho, Scott recuerda la génesis del nombre de la marca para delimitar su rincón que ocupa. "Se llama Banda de externos porque en Los Ángeles todos quieren estar dentro, y a nosotros nos encanta estar fuera. Además, no estamos en Nueva York, y en la moda estadounidense, o estás en Nueva York o estás fuera".

Algunos de los trajes de <i>Boy,</i> la línea para chicas de Sternberg, y uno de sus modelos clásicos masculinos.
Algunos de los trajes de Boy, la línea para chicas de Sternberg, y uno de sus modelos clásicos masculinos.

Otros advenedizos

- Jay Godfrey. Este nativo de Toronto y ex broker lleva un par de años en la moda. Después de trabajar con Oscar de la Renta, Godfrey se lanzó en solitario cosechando gran éxito desde la primera colección. Con un estilo más neoyorquino que Carry Bradshaw comiéndose un bagel y trabajando con tejidos futuristas, Godfrey es adorado por estrellas como Jennifer López o Eva Mendes.

- Heatherette. Travis Rains y Richie Rich son Heatherette, una alocada firma neoyorquina. Con un estilo cruce entre Cassette Playa y Dolce & Gabbana, esta pareja de diseñadores se ha hecho un nombre en las pasarelas y en las fiestas más cafres. Boy George y Anna Nicole Smith desfilaron para ellos.

- Rodarte. Las hermanas Kate y Laura Mulleavy son Rodarte. Ganadoras del premio al talento emergente femenino en los CFDA son la última sensación de la semana de la moda neoyorquina con sus volúmenes imposibles y evocaciones niponas. Han logrado el aplauso de la crítica y un contrato con Gap.

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Sobre la firma

Xavi Sancho
Forma parte del equipo de El País Semanal. Antes fue redactor jefe de Icon. Cursó Ciencias de la Información en la Universitat Autónoma de Barcelona.

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