La chica de la voz ronca sale del Elíseo
Carla Bruni recibe el respaldo de los votantes franceses y ahora busca el éxito con su tercer disco
El día 11, toda Francia podrá comprar Comme si de rien n'était, el tercer disco de Carla Bruni, hoy Carla Bruni-Sarkozy. El primer disco -Quelqu'un m'a dit- fue un gran éxito; el segundo -No promises- sobre textos de poetas británicos clásicos, prácticamente no lo escuchó nadie. Este tercero llega cuando la chica de la voz de terciopelo ronco y gemidos insinuantes ya no es una ex top-model que le da por cantar, sino la esposa del presidente de la República.
Ella asegura haber "abandonado" la carrera de "amazona", pero no está claro que él quiera renunciar a ser el jinete.
Un 55% de votantes dice que sarkozy se aprovecha de la imagen de su esposa
¿Hasta qué punto Sarkozy instrumentaliza políticamente a Carla Bruni? Según un 55% de los ciudadanos el presidente se sirve de la imagen de su esposa para su beneficio personal. Sólo un 33% no lo cree. Esa primera opinión susceptible a una lógica de instrumentalización, como es lógico, es más compartida entre los votantes de izquierda que entre los de la derecha. Y ahí está el problema: el votante de derechas de toda la vida desconfía de la Bruni, de su pasado de devoradora de hombres, incluso se toma a mal que ella se declare "epidérmicamente de izquierdas". Bruni-Sarkozy descubre que "la política no admite la ironía en las declaraciones públicas".
Para un 51% de los franceses ella lo hace bien. De primera dama, claro. Los sondeos sobre sus méritos como cantante hay que buscarlos en las listas de ventas. Y sólo un 22% piensa que no es una buena mujer de presidente.
Durante el viaje a Gran Bretaña, cuando hizo el remake de Jacqueline Kennedy, todo el mundo la aplaudió. Y estuvo muy bien en el entierro de Yves Saint-Laurent, entre sus antiguas compañeras de oficio. Y no se equivocó durante su viaje a Israel, con sencilla ropa de verano, sin joyas y apenas maquillaje. O con Bush, comentando las secuelas del alcoholismo.
¿Es mejor que Bernadette Chirac? Depende. Para quiénes ya han cumplido los 60, la cosa no tiene color: madame Chirac, haciendo la vista gorda respecto a las aventuras de su marido y dedicada a obras de caridad, en el papel de abuela gruñona pero ahorradora, era perfecta.
A los más jóvenes les gusta Carla pero menos el marido y no está claro quien destiñe más sobre quien. Hoy un 56% de los franceses dice no confiar en el presidente y sólo un 36% cree en él.
Hubo un momento en que el 72% del país decía tener buena opinión de Bernadette Chirac pero la encuesta no precisó nunca hasta qué punto esa aprobación era una forma de desaprobación del presidente, que en diciembre de 1997 acababa de perder unas legislativas. En su día los socialistas quisieron que el Consejo Superior del Audiovisual (CSA) contabilizase la presencia televisiva de madame Chirac como tiempo de propaganda presidencial.
Ahora, el 11 de julio, Carla Bruni se apresta a ser la invitada del informativo de la noche de TF1, a asomarse al micro de la emisora RadioInter y a dejar para septiembre sus intervenciones en otros dos canales. Es más, le preparan un especial musical. Y la BBC y la CNN y... Carla hace vender.
El diario Libération aumentó sus ventas en un 47% el día en que entrevistó a Carla. Al principio estuvo muy tensa, luego se metió a toda la redacción en el bolsillo. Bueno, a toda no, pero casi. Se maneja bien con las citas y si duda de la eficacia de la política contra la inmigración clandestina que desarrollan los gobiernos de su esposo sólo significa que "una verdad a la que no se la puede acosar debe ser poco sólida".
Incluso parece darle consejos a Nicolas: "No hay que querer controlarlo todo. Llega el día en que aquellos que han subido gracias a ti te traicionan". E impone el principio de realidad: "La libertad se consigue cuando se distingue entre lo que depende de sí mismo y lo que escapa a nuestra competencia". Muy estoico.
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