Una manta como regalo de boda
De los viajes que ha hecho en su vida la actriz madrileña que el próximo 11 de julio estrena la película Gente de mala calidad y en estos momentos ultima en Buenos Aires el rodaje de Tetro, a las órdenes de Francis Ford Coppola, el que mayor huella le ha dejado es el que la llevó a un campo de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), con motivo del Festival de Cine Español del Sáhara.
¿Cómo pasa uno el rato en medio del Sáhara?
El tiempo ahí pasa despacio. Lo primero que te dicen es: quítate el reloj, aquí no lo vas a necesitar. La principal actividad es pasear y mirar el horizonte. Aunque tampoco puedes hacerlo a pleno día.
O sea, que la mitad del tiempo hay que estar a cubierto.
Y mira que no tienen de nada, pero hacen que esas casas de adobe sin ventanas y con su puerta diminuta (todo para que no entre el polvo del desierto) resulten acogedoras. Llenan el sitio de mantas, que ahí son un objeto de lujo; se regalan en las bodas.
¿Se adentraron en el desierto?
Un primo de la familia tenía coche (ahí eso es un gran privilegio) y nos llevó a unas dunas impresionantes cerca de Esmara, una antigua ciudad caravanera que se encuentra dentro del Sáhara occidental.
¿Qué hacían por las noches?
Ahí no hay luz eléctrica. Sólo velas. Y las estrellas.
¿No hace demasiado frío?
Puedes aguantar unos minutos, pero enseguida tienes que volver dentro de la casa porque el termómetro baja de cero grados por la noche. Pero era agradable volver a entrar en casa y estar calentito con la familia en plena ceremonia del té.
¿En qué consiste?
Lo escancian muchas veces de un vaso a otro. Pueden estar así muchos minutos, hasta que el padre de familia decide que está lo suficientemente espumoso para tomarlo.
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