_
_
_
_
Cosa de dos
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Corbatas

Carlos Boyero

Soy de los que necesitan tiempo y pausa para despertarme del todo, sin voces ni estridencia, a mi rollo, con las manías y excentricidades de los que llevan mucho tiempo viviendo solos. Es muy raro que entre esos rituales legañosos precise de los sobresaltos que provocan las noticias del mundo, y tampoco he logrado nunca sentir ni una pizca de adicción hacia unas señoras apellidadas Campos y Quintana, ancestrales emperatrices del marujeo mañanero en versión castiza o con pretensiones de finura. Pero alguna vez me ocurre que en estado sonámbulo aprieto el mando fatídico y me encuentro con tertulias que ya están arreglando el mundo en horario tan raro.

En una de ellas, Luis Herrero, señor con el que siempre me hago un lío porque no sé si se dedica al periodismo o a la política, dualidad nada esquizofrénica y extendida hasta la náusea en dos profesiones que los habitantes del limbo suponían incompatibles, comenta la trascendente decisión de un ministerio respecto al uso o desuso de la académica corbata. Puedo imaginar un diálogo de Groucho con la siempre machacada Margaret Dumont en el que ella le interroga sobre la forma de combatir al cambio climático y Groucho le ofrece esta marxista solución: Quitándose la corbata.

Lamentablemente, no estamos en Sopa de ganso sino en la delirante realidad. Y ésa es una de las grotescas soluciones del lúcido Miguel Sebastián para ahorrar energía eléctrica en los edificios públicos. Imagino que debido a la naturaleza de prenda tan académica, tan retrógrada, tan burguesa, símbolo inequívoco de la lucha de clases.

No sé que me da más grima, si un político chivándose en un debate en televisión de que su rival se lo monta en el lecho con un pivón presuntamente corrupto o el mismo tipo desterrando la corbata para salvar el planeta. A lo peor asfixia aún más la ropa interior. Todos a currar desnudos. Qué peligrosa es la estupidez.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_