El derecho al agua
Llegan a Zaragoza desde tierras lejanas. Estos días se reúnen en nuestra ciudad para dar voz y nombre a los pueblos afectados por problemas medioambientales relacionados con el uso del agua. El Foro Mundial de las Luchas del Agua les acoge y les ofrece un lugar donde hacerse oír. Su deseo es que conozcamos los graves problemas que afectan a sus comunidades, sus luchas. Nos hablan de la impotencia que sienten antes sus Gobiernos o las multinacionales, algunas españolas, que hacen oídos sordos a sus demandas. Cuentan y no acaban de la contaminación de sus aguas y tierras, de los miles de personas desplazadas por la construcción de presas, de los innumerables muertos de cáncer a edades tempranas por el consumo de aguas contaminadas. Del retroceso en la esperanza de vida de sus vecinos. De los niños enfermos y depauperados...
Son en su mayoría gentes humildes, que no saben de palabras grandilocuentes; nos hablan desde el corazón. Ese que tienen herido y doliente tras años de luchas, detenciones arbitrarias, cuando no desapariciones. Con pocos recursos y mucho ánimo, a veces simplemente con sus manos y su voz defienden su cultura, su modo de vida, sus ríos y sus gentes.
Estos días hemos escuchado testimonios como los de Rodolfo y José, mexicanos del Estado de Guerrero, lugar en el que se va a construir la presa de la Parota, que anegará miles de hectáreas. De María José, "madre Jachalera" en Argentina, que ha tenido que realizar este viaje sola, ya que su compañera de luchas murió recientemente de ese mismo cáncer que llevan años denunciando y que afecta cada vez a más gente en su comunidad. La minería a cielo abierto es la culpable de la contaminación de las aguas y el aire que respiran. O María Elena Foronda, premio Goldman 2003, incansable mujer, luchadora en defensa de las gentes de Chimbote, su ciudad natal, en Perú, contaminada por las fábricas de harina de pescado asentadas en la bahía de esa ciudad.
Podría hablar de otros muchos, algunos muy cercanos, de aquí al lado. Afectados por los embalses de Entrepeñas-Buendía, Mularroya, Lechago, Riaño, Itoiz, Ribarroja, el trasvase Tajo-Segura o las gentes del delta del Ebro. Todos ellos tienen como denominador común la defensa de sus ríos. Y una petición unánime: que no se privatice el uso del agua. Su disfrute es un derecho universal para todos los pueblos, no una mercancía en manos de unos pocos, que la usan como instrumento de poder.
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