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Reportaje:TOUR 2008 | Comienza la 'grande boucle'

El favorito llega de las antípodas

Cadel Evans, segundo en 2007, ha dado el último toque a su preparación en los Alpes

Eleonora Giovio

Dice Cadel Evans que es capaz de perder las llaves de casa hasta tres veces al día. También dice que le gustaría ser productor de televisión o cámara. Pero va subido en una bici y parece que allí encima no es tan despistado como en la vida cotidiana. Es más, él, que tiene fama de segundón, de no atacar nunca, de no hacer espectáculo, es el favorito para ganar el Tour. De todos. Incluso de Alberto Contador.

Al australiano del Silence Lotto tanta responsabilidad parece no asustarle. Dice que ha llegado muy relajado, que ve como favorito a Menchov, que se siente mejor que otros años, que ha mejorado en los pequeños detalles y, sobre todo, que intentará no desgastarse a nivel mental. Para ello ha contratado al que fuera guardaespaldas de Lance Armstrong, un policía belga con pinta de matón de discoteca. "Quiero concentrarme en lo mío y descansar mentalmente. Tengo un guardaespaldas y un equipo que se ocupa de la organización, así que yo me puedo desentender de todo", comentó el corredor.

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Evans, de 31 años, está concentrado. Sabe que podría ser el primer australiano en ganar el Tour, pero tanto él como el equipo intentan quitarse presión. "Todos dicen que soy el favorito. Yo me siento igual que siempre, porque siempre he trabajado buscando el máximo nivel. Este año también. Llego al Tour con más experiencia y extremadamente relajado", explicó. Quizás en eso tenga algo que ver su mujer, que es diplomada en música y se relaja en casa tocando el piano que Evans le regaló.

"Valverde y yo hemos tenido nuestros momentos a lo largo de la temporada, pero el favorito es Menchov: por su experiencia, por su capacidad de ir progresando día a día y por su regularidad". Lo dijo ya en otra sala, intentando no volverse loco entre tantas cámaras y con un sobre en la mano. En él, su nombre escrito en colores y pegatinas con forma de estrellas. "Es una carta de mi ahijado".

"Está preparado", dice Aldo Sassi, su preparador físico desde que hace seis años coincidieran en Mapei. Sassi es su sombra. Le vigila de cerca, le dibuja los planes de trabajo, le ayuda a corregir la postura y le motiva. Se muestra sorprendido por el revuelo que ha causado su pupilo. Según él, Cadel está igual que hace cuatro años y son los rivales los que han ido bajando el rendimiento. "Es que el ciclismo está cambiando. Ahora está más controlado. Por decirlo de alguna forma, se ha vuelto más creíble", explica. Lo hace con tono pausado, al otro lado del teléfono, mientras sube en coche hacia el Stelvio. Allí, en los Alpes italianos, hace casi dos semanas, le esperaba Evans, para terminar el segundo ciclo de entrenamiento en altura. Diez días de trabajo. "Hemos entrenado unas 5 ó 6 horas diarias con más de 3.000 metros de desnivel y dedicando cada día unos 40 minutos a trabajar en el umbral aeróbico. Cadel puede aguantar durante ese tiempo seis vatios por kilo", explica Sassi. "Ha entrado en forma rápidamente respecto al año pasado así que hemos mantenido el volumen, pero hemos bajado la intensidad. Eso nos ha permitido centrarnos en lo específico: el pedaleo y el trabajo con la bici de crono para buscar el mejor equilibrio". Para ello Evans se preparó primero en una galería del viento en Australia y luego con unos estudios supervisados por el mismo Sassi.

Ahora, está en manos de la aritmética. "Fue cuarto hace dos años y segundo el pasado, así que si la matemática no falla...", aventuró ayer su manager.

Evans, ayer ante los medios.
Evans, ayer ante los medios.EFE

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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