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Captura internacional para los estafadores de Salvaterra

La jueza busca en Vigo pistas para seguir el rastro de los fugitivos

Hace apenas un mes que José Manuel González Grandal, Josiño, y José Carlos Barros Romero, ambos de Salvaterra, huyeron a Suramérica después de hacerse con un suculento botín (unos cuatro millones de euros) obtenido con la venta de pisos y locales comerciales que sólo existían sobre planos y documentos falsos.

Enumerar a todas sus víctimas y evaluar el fraude será una ardua tarea para la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Ponteareas que en un auto señala que "el número de afectados de los que se tiene noticia, unos 30, continúa incrementándose conforme van teniendo noticias de los hechos".

La jueza Almudena Martínez decretó orden internacional de búsqueda y captura contra González Grandal y Barros Romero, una orden que también hizo extensiva a sus respectivas compañeras sentimentales, la colombiana Diana María López Carmona y la brasileña Shirley Aparecida Silva Leite. Según la investigación, ambas han sido cómplices no sólo en la recaudación del dinero obtenido a través de las estafas sino dando cobertura a ambos para facilitar su huida.

La jueza también ordenó la entrada y registro de un local comercial que utilizaba José Manuel González como base de sus actividades delictivas, situado en el entresuelo del edificio número 12 de la calle Manolo Martínez de Vigo. Una autorización que había solicitado la Policía Judicial de la Guardia Civil, que investiga el caso, como una de las pistas abiertas para averiguar el paradero de los presuntos estafadores a través de documentos y soportes informáticos después de que varios denunciantes declararan que en este piso se formalizaron y suscribieron contratos y se efectuaron entregas de dinero.

Para ampliar la búsqueda, la jueza también ha requerido a Caixanova un informe de todas las cuentas y movimientos, valores, fondos de inversión, depósitos bancarios o alquiler de cajas de seguridad que pudieran relacionar a los dos fugitivos y sus compañeras sentimentales.

Los falsos gestores inmobiliarios comenzaron a ejecutar las estafas desde 2006, según autos judiciales. Vendieron un elevado número de pisos, aún no determinado, propiedad de entidades mercantiles, haciéndose pasar por sus representantes o administradores. Mediante falsos contratos de reserva de los inmuebles, los timadores recibían a cambio una cantidad de dinero en efectivo que oscilaba entre los 6.000 y los 30.000 euros.

El cuatro de junio, González Grandal y su novia colombiana abandonaron apresuradamente el domicilio de la pareja situado en el número 72 de la calle Torrecedeira, de Vigo, trasladando los muebles a la casa de un familiar en Salvaterra. Diana María López también echó la llave en el local que regentaba en el centro comercial de la Plaza Elíptica. Con las maletas en el coche, horas antes darse a la fuga, González Grandal, acompañado de su novia, asistió a la primera comunión de una sobrina. Su socio ya había escapado una semana antes.

Dinero a Colombia

La Policia Judicial ha detectado transferencias de dinero a Colombia, realizadas por Diana María López, la compañera sentimental de José Manuel González Grandal, el supuesto cerebro de esta estafa continuada.

La investigación detalla que han sido "sucesivos" los envíos, de 3.000 euros cada uno, en períodos muy limitados, realizados a través de la entidad Fexco España. Para ello se constituyeron sociedades, que se están investigando, y se cree que este dinero procedía de las entregas que iban realizando las víctimas de las estafas, la mayoría personas oriundas de Salvaterra que se encuentran en la emigración.

Otro fondo de dinero se obtuvo a través de la sociedad Inversiones Salvatierra SL, que constituyeron ambos estafadores y a través de la cual solicitaron una póliza de crédito de 50.000 euros en una sucursal de Caixanova. Para ello aportaron documentación falsa sobre la propiedad de un terreno en O Cerquido (O Porriño) valorado en casi un millón de euros. Parte de este dinero también fue transferido a Colombia, por lo que se sospecha que sea a este país a donde hayan huido los cuatro cómplices

González Grandal y Barros aparecen vinculados a las sociedades Kilocarla SL, Prorisaralda SL y Graposalvi SL, según declaraciones de uno de sus asesores.

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