Un taxi hacia la muerte

Nadie sabe lo que a D. B. L., de 24 años, le pasó ayer por la cabeza mientras decenas de vehículos le esquivaban. Hacia las seis de la mañana su taxi, un Hyundai Lastra, fue detectado en un vial secundario, en el término municipal de Castellón, conocido como El Palmeral. Allí, el taxista comenzó a cruzar el vehículo en el camino, igual que hizo posteriormente en una rotonda. La circulación entre ambos tramos, haciendo eses, puso en peligro a otros conductores hasta que, a las 6.15, otro taxista alertó a la Policía Local de la actitud incomprensible de su compañero. Según fuentes policiales, la primera patrulla localizó el vehículo junto a una gasolinera, frente al hospital General de Castellón, donde, al percatarse de la presencia policial, el taxista arrojó un cuchillo desde el interior de su coche a los agentes.

El conductor arrojó un cuchillo desde el interior de su coche a los agentes

A continuación, arrancó su coche y lo puso a toda velocidad en dirección a Benicàssim pero conduciendo, en muchos tramos, por el carril de la izquierda, con el consiguiente peligro para el resto de conductores. Todos lo esquivaron. Para entonces, la policía ya había avisado a otra patrulla, que se incorporó a la persecución. Poco después de entrar en el término municipal de Benicàssim, el taxista rozó con un Renault Clio, que no pudo esquivarlo del todo, y posteriormente chocó frontalmente contra un camión cisterna, de matrícula francesa. Era un camión que habitualmente transporta grano, aunque ayer circulaba vacío. Ambos vehículos se incendiaron y el taxista murió prácticamente en el acto. Además, uno de los coches de policía se vio implicado en el accidente, por lo que uno de los agentes sufrió una contractura de clavícula, que obligó a su ingreso en el hospital General, y otro quedó en observación.

La carretera quedó sumida en el caos, en medio de una gran humareda, lo que obligó a desviar el tráfico. Hasta más de cinco horas después, la circulación no quedó restablecida.