El ejército de Obama se organiza
El candidato demócrata alcanza la cifra de 136.000 voluntarios y donantes
Antes de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2004, los Lively, familia de clase media trabajadora de Fairfax, en el Estado de Virginia, organizaron una reunión de vecinos en apoyo del entonces candidato demócrata John Kerry. Se presentaron 12 personas en su casa aquella tarde. El sábado pasado, los Lively volvieron a organizar un acto, esta vez en apoyo de Barack Obama: 50 vecinos abarrotaron su salón. Ésta es la gran diferencia con la campaña demócrata de hace cuatro años: Obama cuenta con una legión de seguidores que crece cada día, dispuesta a dedicar horas y horas de trabajo a la tarea de llevarle a la Casa Blanca.
La familia Lively es una de las muchas que hacen campaña por el senador
Christine ofrece 'galletas de la unidad' con chocolate blanco y negro
Además de los Lively, otras 4.000 familias de EE UU celebraron el sábado pasado reuniones de este tipo, en un acto bautizado como Unidad por el cambio. "La intención es captar a más personas y organizarnos para tomar las calles y anunciar el cambio que representa Barack", explica el anfitrión, George Lively, consultor informático de 37 años. Así es cómo se está forjando lo que la campaña del senador ha bautizado como "el ejército de la persuasión", una legión de voluntarios y donantes que este fin de semana ha alcanzado la histórica cifra de 136.000 personas.
Familias como los Lively son especialmente importantes en la composición de este ejército. Son un matrimonio rabiosamente demócrata en una zona empedernidamente republicana. Desde 1948, Virginia sólo ha votado demócrata en unas elecciones presidenciales. Fue en 1964, con Lyndon B. Johnson. Este dato lo tiene muy presente uno de los representantes políticos que ha acudido a la reunión de los Lively, el senador estatal Chap Petersen, de 40 años. "En Virginia hay decenas de bases militares, muchos veteranos y una gran zona rural", explica. "Es un escenario que favorece victorias presidenciales conservadoras". Petersen es un experto en el puerta a puerta, un político de barrio que regularmente acude a las casas de sus vecinos a tratar de solucionar problemas. "Esta vez detecto unas ganas de cambio tremendas. Es probable que Obama gane en Virginia, y si lo hace será porque ha arrasado en Estados más indecisos como Ohio o Florida. Si Obama gana aquí, ganará las elecciones generales por 10 puntos o más".
Al oír esta última frase, Christine Lively, ama de casa de 37 años, sonríe y ofrece una bandeja de galletas de la unidad. Se ha pasado la mañana preparándolas, con chocolate blanco y negro, "por la unión de las razas", y arándanos azules y rojos, los colores de los partidos republicano y demócrata. "En 2004 lloramos al enterarnos de que George Bush había ganado las elecciones. Este año queremos un cambio de verdad. Por la economía, por la guerra, por el medio ambiente... por todo". De hecho, una victoria en Virginia podría garantizar el cambio que anhelan los Lively. En la campaña del candidato lo saben, por eso han dedicado buena parte de sus recursos y voluntarios a este Estado y a otros tradicionalmente conservadores, como Carolina del Norte, donde esta vez, según dijo el jefe de campaña de Obama, David Plouffe, "es muy probable que el senador obtenga una clara ventaja sobre John McCain".
Cierto es también que el intenso conservadurismo de Virginia se ha ido diluyendo en los últimos años. En 2002, un demócrata, John Warner, fue elegido gobernador. Le sucedió su compañero de filas Tim Kaine en 2006. Uno de los dos senadores federales es también demócrata. Las personas reunidas en el salón de George Lively saben que hay una forma definitiva de convertir a Virginia en un Estado progresista: centrarse en las ciudades del norte, áreas suburbiales cercanas a Washington, la capital de EE UU. "Nosotros, los residentes del norte del Estado, podemos cambiar este país", explica George Lively mientras sirve platos de comida para sus huéspedes. "Aquí se ve perfectamente lo que ha pasado en el país en las últimas décadas. El norte se ha convertido en una zona joven, moderna, industrial, multicultural, más poblada. El sur sigue siendo rural y conservador. Si somos capaces de movilizar a las nuevas generaciones que viven aquí en el norte, el cambio será una realidad".
Como si le hubiera oído desde la calle, en ese momento entra en casa de los Lively Amber Young, joven afroamericana de 20 años. Está estudiando para ser analista de sistemas en Charlottesville, a 160 kilómetros. Ha venido a Fairfax a pasar el verano con sus padres. "Al ver el anuncio en Internet, no lo he pensado dos veces. Este año, en lugar de no hacer nada en vacaciones voy a trabajar para Barack. Iré al supermercado, al departamento de tráfico o a la iglesia. Donde sea que pueda convencer a mis vecinos de que él es la solución que necesitamos para los problemas de nuestro país". Y apunta su nombre y teléfono en la lista de voluntarios.
Al acabar la reunión, dos organizadores de la campaña de Obama recogen los datos de los asistentes. En los próximos días les contactarán para pedirles que dediquen algunas horas de su tiempo libre a hacer llamadas o recabar apoyos en sus vecindarios. "Odio hacer llamadas para convencer a votantes indecisos. En serio, lo odio", dice George. "Pero lo voy a hacer".
Viaje a Europa y Oriente Próximo
Barack Obama reveló el pasado sábado que visitará Alemania, Francia, Reino Unido, Jordania e Israel, este verano, en su primer viaje al extranjero después de asegurarse la candidatura presidencial del Partido Demócrata. Su equipo electoral mantendrá las fechas del viaje en secreto hasta el último momento, por motivos de seguridad. El senador también planea visitar antes de noviembre Irak y Afganistán, los dos países en los que EE UU mantiene tropas en misión de guerra.
"Este viaje será una oportunidad importante para mí, porque podré debatir sobre la situación en países que son críticos para nuestra seguridad nacional y consultar con nuestros amigos y aliados más cercanos sobre los desafíos a los que nos enfrentamos", dijo Obama en una visita a veteranos de guerra en el hospital Walter Reed de Washington. "Francia, Alemania y Reino Unido son factores muy importantes en la alianza transatlántica y han contribuido a nuestra misión en Afganistán. Estoy dispuesto a negociar cómo reforzar nuestra cooperación en los años venideros". El senador se reunirá con los líderes de estos países para debatir sobre terrorismo, proliferación nuclear y medio ambiente.
Con este viaje, Obama intentará aplacar las críticas de su contrincante, que le dibujan como un inexperto en relaciones internacionales. Esta semana John McCain visitará dos de los principales aliados de EE UU en Latinoamérica: Colombia y México. En marzo, McCain viajó a Europa y Oriente Próximo, visitando por sorpresa a las tropas en Irak. El candidato republicano criticó recientemente a Obama por no haber viajado a ese país en los últimos dos años. "No ha sido capaz de ver los progresos que hemos hecho en Irak", dijo el senador de Arizona.
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