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Reportaje:

El estilo de Concha

El programa de García Campoy termina mañana su segunda temporada

Antonio Jiménez Barca

El regidor grita "cinco minutos de publicidad"; todo el mundo se relaja en el plató, entra un anuncio de coches y Concha García Campoy mira a sus tertulianos con ironía: "Que sepáis que no me habéis ayudado nada. ¿Eh?". Los tertulianos del día se miran unos a otros y se preguntan qué han hecho mal. "Hombre, pues que os he pedido que habléis de fútbol y lo habéis hecho con muy poca pasión. Y es un tema que interesa mucho a la gente. Y ahora, que hay que hablar de la crisis, que es mucho menos alegre, pues le entraréis con más ganas... ". Aparecen como dos balas la maquilladora y la peluquera.

El programa, Las mañanas de Cuatro, un magacín que incluye reportajes de actualidad, entrevistas y una tertulia política entre otros elementos, presentado y dirigido por Concha García Campoy, acaba mañana su segunda temporada. Al principio navegó por la parrilla con un exiguo 3% o 4% de audiencia. Eran tiempos duros. "Entonces todo el mundo pedía dinero por ser entrevistado. Hace dos años, la mañana de la televisión se identificaba con corazón y con reality", explica García Campoy, que añade: "Pero hemos conseguido perdurar e ir ganando espectadores sin renunciar, sin carnaza. Y seguir aquí. La piedra de toque fue el caso de la niña Mariluz. Decidimos abordarlo con profesionalidad, sin detalles escabrosos".

La franja es difícil, comandada por Ana Rosa Quintana. A pesar de esto, García Campoy ha ido ganando imparable puntos de audiencia hasta cerrar la emisión con un 9% de media. Con picos potentes: el lunes pasado, el de la resaca del partido de España-Italia, llegó al 11,2%, el récord de la emisión hasta ahora. La anterior mejor marca (11,1%) se logró el día después de las elecciones generales. "Esto nos indica que el público nos busca cuando hay un tema de actualidad que se impone. Cuando la actualidad manda, nosotros mejoramos", explica la directora.

La peluquera termina, la maquilladora también, la regidora canta los segundos que quedan para salir en antena, "diez..., cuatro, tres, dos, uno". García Campoy aparece en pantalla y da paso al segundo tema de discusión: la crisis económica. Efectivamente, los tertulianos entran al trapo con más energía que con el fútbol. García Campoy ejerce de directora de orquesta: marca el ritmo y da voz a éste y al otro, pero a ella no se le oye. Tiene un gesto característico que repite cuando no sale en pantalla: los brazos extendidos y las manos abiertas, como un equilibrista. "En los reportajes huimos de la carnaza; en la tertulia, del griterío". Otra norma autoimpuesta: que sea plural, que contenga muchas posturas.

García Campoy nació en 1958, en Terrassa (Barcelona). Allí vivió hasta que a los pocos años se trasladó a Ibiza. Ella comenta que trabaja desde siempre. Es cierto. En 1979, con 21 años, era directora del programa de Radio Popular de Ibiza Antena Pública. En 1985, se trasladó a Madrid. Presentó el telediario de sobremesa junto a Manuel Campo Vidal. De allí volvió a la radio, donde permaneció hasta 2006 dirigiendo varios programas en varias cadenas, ininterrumpidamente, con varios premios importantes en su haber.

Mañana empezará sus vacaciones. Volverá el ocho de septiembre con la tercera temporada. Se nota que está cansada. Y contenta. "Me gustaría muchísimo cogerme un año sabático, pero al final nunca lo hago porque siempre pienso ¿y si después no hay trabajo?", dice.

Tras dos años al frente del programa, asegura que ahora ha comenzado a disfrutar verdaderamente con él, a ahormarlo más a su gusto. Y eso ocurre, según explica, porque delega más, porque cuenta con un "gran equipo encabezado por Juan Ramón Gonzalo", al que cada vez introduce "más temas de actualidad, más reportajes con reporteros con fuerza que pisan la calle".

"Y de la misma manera que los reporteros pisan la calle, los temas de la tertulia posterior también deben proceder de la calle e interesar a la gente de la calle", añade.

Al final, con la dichosa crisis, dos tertulianos se enzarzan de verdad, se roban la palabra uno a otro y García Campoy decide intervenir. Pide orden. La obedecen.

Después ella vuelve a callar y recupera al mismo tiempo su gesto favorito (manos abiertas, brazos extendidos), y su papel de director de orquesta que guarda el equilibrio.

Concha García Campoy, en el plató de su programa.
Concha García Campoy, en el plató de su programa.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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