Petardos, alcohol y mucha playa
Barcelona se organiza para afrontar una verbena de Sant Joan multitudinaria
El exceso de alcohol, el lanzamiento de petardos, la marea de coches en circulación y el abarrotamiento de las playas hacen de la verbena de Sant Joan una de las noches más multitudinarias y conflictivas del año. Barcelona ha preparado un amplio dispositivo para afrontar la jornada de mañana con garantías en todos los frentes. La verbena implica la coordinación de Bomberos, Mossos d'Esquadra, Guardia Urbana, Cruz Roja y otros servicios sanitarios para evitar cualquier imprevisto en la noche más corta del año. "Toda prevención es poca", señala un portavoz municipal.
La prevención empezó hace semanas en los 73 puntos de venda de pirotecnia de la ciudad y en los otros 800 repartidos por toda Cataluña. "Todos los petardos que se lanzarán por Sant Joan pasan por nuestras manos", explica Mercè Martínez, de 41 años y supervisora de 32 tiendas de petardos de Barcelona.
La Guardia Urbana desalojará las playas a las seis de la mañana
El metro y los tramos urbanos de los Ferrocarrils operarán toda la noche
El riguroso control de estos establecimientos exige el carnet de identidad a cualquier comprador y prohíbe la venta de petardos a menores de 14 años. "El tendero que lo incumpla, a la calle", sostiene Mercè.
Autorizadas 16 hogueras
Año tras año, estos puntos de venta se han puesto al día en materia de seguridad. "Es la primera vez que compro petardos. ¿Qué nos recomiendas?", pregunta Cristina, madre de 41 años que arrastra a sus hijos de 4, 7 y 10. Responder bien a la pregunta es clave para evitar los riesgos de la pólvora. El año pasado, los hospitales atendieron a 233 personas por heridas de petardos, 88 de las cuales tuvieron que ser ingresadas.
Cristina pasará la verbena junto a una de las 16 hogueras autorizadas en Barcelona, la mayoría de ellas en el Eixample. Una vez acostados sus hijos, terminará la noche en la playa, adonde el año pasado acudieron unos 120.000 ciudadanos. El Ayuntamiento estima que mañana la cifra de asistencia será similar.
Está prohibido encender hogueras frente al mar, pero la playa se ha erigido en el principal polo de atracción de todas las verbenas. La de Sant Joan es una de las noches en las que, excepcionalmente, se permite consumir alcohol en espacios públicos; las playas ejercen de imán para el botellón de los jóvenes. No estarán solos: 32 voluntarios de la Cruz Roja, dos ambulancias y una lancha patrullarán para evitar cualquier incidente relacionado con el exceso de alcohol junto al mar. Hasta las tres de la madrugada se desplegará también el programa Som.nit, que asesorará a los jóvenes sobre los riesgos asociados al consumo de drogas. Los verbeneros tendrán hasta las seis de la mañana, cuando el Ayuntamiento empiece el operativo de limpieza con 190 operarios y una sesentena de vehículos. Una hora antes habrán cerrado los chiringuitos de la playa y los agentes urbanos habrán empezado el despliegue para desalojar el litoral.
En cualquier caso, el objetivo es evitar que el alcohol se traslade a los vehículos. La Guardia Urbana, coordinada con los Mossos, desplegará hasta 431 efectivos para controlar el tráfico nocturno de la ciudad. El principal apoyo lo recibirán del transporte público: el metro operará toda la noche, al igual que los tramos urbanos de Ferrocarrils de la Generalitat, como las líneas del Metro del Vallès y de Molí Nou. La ampliación de este servicio persigue poner coto al uso del coche, aunque el de Cercanías de Renfe, que ofertará plazas adicionales, se irá a dormir poco después de medianoche.
Unos 130 efectivos de los bomberos velarán toda la noche. Es de las jornadas más abrumadoras para este cuerpo: cada 23 de junio realizan unos 200 servicios y el teléfono (080) recibe 500 llamadas de emergencia. También reforzarán los recursos en la sierra de Collserola. Ante el abuso de petardos, el fuego puede prender de la forma más imprevista.
Los bomberos recomiendan que se cierren todas las persianas de la casa, especialmente en los pisos altos, para evitar incidentes con los cohetes perdidos u otras bromas pesadas. Asimismo, varias entidades defensoras de animales recomiendan encerrar los perros o gatos domésticos para mitigar la fobia que puede generarles el ruido constante de los petardos.
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