Sin el futuro en sus pies
Cuentas pasadas y un incierto futuro marcan a Francia e Italia
El partido con más poso en lo que va de campeonato se vivirá hoy en Zúrich, donde Francia e Italia, dos gigantes, discuten su presente con un incierto futuro y cuentas pasadas que resolver. Guardianes de un modelo futbolístico con la misma raíz que les ha permitido gobernar con pie de hierro en la última década, hoy se aferran a un torneo en el que brillan de momento sus antagonistas: Holanda, Portugal y España, donde la pelota no es un artefacto.
Los tres tienen barra libre hasta cuartos, mientras que franceses e italianos llegan a la tercera jornada en el alambre, en medio de un enredo descomunal, puesto que una victoria de Rumania ante Holanda les cerraría el paso. Una situación poco frecuente para las dos selecciones, que no han dado con la brújula y hoy volverán a cambiar la orquesta. No de manual, lo que no se cuestiona en ningún bando. Las vitrinas les avalan y, pese a los batacazos sufridos en la última semana, Francia superó a Holanda durante muchas fases de su encuentro e Italia estuvo a un dedo de la victoria ante Rumania. Raymond Domenech y Roberto Donadoni, los seleccionadores, maquillarán de nuevo sus alineaciones. Esta vez los resultados les han martirizado, no les han servido de receta como en tantas otras ocasiones.
Domenech va de bandazo en bandazo. Se estrenó con el emergente Benzema de recadero del decadente Anelka. Frente a Holanda envidó con Henry, Anelka sólo irrumpió desde el banquillo y Benzema fue condenado a comer pipas toda la noche. Hoy, entre sus muchos planes, figura rescatar al joven goleador del Lyon y anclarle cerca de Henry. No es la única rectificación que sopesa el entrenador. Abidal no le convenció ante Rumania como lateral izquierdo, le suplantó por Evra ante Holanda y frente a Italia pretende repescarle como central. Una maniobra en detrimento de Thuram, al que ha prolongado a su antojo la carrera internacional. También duda con otro pretoriano, Sagnol, al que puede desplazar por la derecha Diarra. Si está receptivo, Domenech quizá acepte el desafío de Ribèry, el más ilustrado en los dos primeros choques, que suspira por no jugar en un costado, sino a espaldas de los delanteros, en el inmenso boquete que dejó Zidane. Un jeroglífico.
Tampoco Donadoni encuentra consuelo. Hizo cinco cambios ante Rumania y ayer barajaba otros cuantos. Pirlo, el faro del equipo, se atascó ante la selección de Piturca y de Perrotta no hubo señales. Es previsible que los dos den el relevo a Gattuso y Ambrosini, titulares en la primera jornada y suplentes después, como escoltas de De Rossi. En ataque también habrá alteraciones. Toni, el goleador, no encuentra el socio ideal y tras la compañía de Di Natale y Del Piero, ahora es muy probable que tenga la de Cassano. El agujero dejado por Totti también es considerable. Otro galimatías. De quién mejor resuelva las incertidumbres dependerá el resultado del mutuo asalto, que no será definitivo. Su horizonte pasa por Berna, sede del Holanda-Rumania. Su marcador decidirá a quién corresponde una revolución generacional.
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