Los Lakers sucumben a Pierce

A pesar de las tácticas, los estudios sobre el rival y las visualizaciones, una final de la NBA, un Celtics-Lakers nada menos, siempre puede quedar a expensas de una heroicidad, un reactivo inesperado, un punto de inflexión en el fragor de la batalla y una carga ambiental de primera. Pierce apareció por esa rendija melodramática. Con diez años en la NBA y en su primera aparición en la gran cita, el capitán de los Celtics no iba a dejarse vencer así como así por un latigazo. Sucedió en el tercer cuarto. Los Lakers ganaban por 58-62. Entonces, sufrió un esguince en la rótula derecha. Se lo llevaron en volandas. Parecía grave. El partido se ponía a pedir de boca para los Lakers. No se sabe qué pócima se administró a Pierce, pero en poco más de un minuto regresó. El público rugió. Forzó una falta en ataque de Bryant, anotó dos triples y rearmó moralmente a los suyos (77-73). Los Lakers sucumbieron.

La defensa de los Celtics causó estragos en uno de los peores últimos cuartos que se le recuerdan: 15 miserables puntos. Bryant, errático con una canasta de seis lanzamientos a la hora de la verdad, completó su deficiente 9 de 26. Gasol sólo anotó un punto en ese periodo. Nadie salió al rescate. Imposible ganar con semejante frenazo en seco. Los Celtics, abanderados por Pierce y Garnett, remataron el triunfo con la soltura que les faltó durante casi tres cuartas partes del partido.

Los 24 puntos y 13 rebotes de Garnett y los 22 puntos de Pierce resultaron devastadores. La superioridad en el rebote de los verdes, con 13 capturas más, describe las lagunas que, por momentos, hacen vulnerables a los Lakers, casi todas relacionadas con su limitada agresividad. Les falta algo de determinación. Si no funcionan como la seda en las transiciones, si Bryant no va en plan máquina anotadora, si Farmar no está al quite cuando releva a Fisher para empuñar el timón y si Gasol, además de vérselas y deseárselas ante Garnett, tarda 30 minutos en capturar su primer rebote y, aun así, acaba siendo el mejor reboteador, el duelo se les tuerce sin remisión.

Gasol se emparejó con Garnett a pesar de que a veces fue marcado por Perkins. A él le hacen jugar de pívot puro. A Garnett, no tanto. Eso da ventaja a Garnett, que, además de exigir un enorme trabajo defensivo de Gasol, anotó varios tiros a distancia. En cambio, Bryant no digirió los emparejamientos con Allen, Cassell y Posey. Los Celtics se aferraron a la superioridad en el rebote, se pusieron las botas ofreciendo balones a Garnett en la zona y mantuvieron ascendencia sobre el juego pese a que los Lakers se pusieron por delante varias veces.

Recobrado Pierce, los Celtics pusieron la directa y los Lakers se resquebrajaron. Lo pagaron caro, con la primera derrota en una serie que prosigue a las tres de la madrugada del lunes, hora española, también en Boston. Es la primera vez que van por detrás en el marcador en los playoffs y será interesante comprobar cómo reaccionan.

"Más agresividad"

"Tenemos que arreglar los errores y ser más duros y agresivos en la defensa, así como concentrarnos a la hora de cerrar el rebote, porque ha habido demasiada diferencia en ese apartado. El 90% de los balones sueltos ha ido a sus manos. Yo mismo debo ser más agresivo. Garnett lo ha sido", analizó Gasol. Pese a ello, el español consideró que los Lakers controlaron el partido hasta bien entrado el tercer cuarto. "Lo hemos dejado escapar. Es una lástima. Pero el ambiente en el equipo está bien pese a la derrota. Con algunos ajustes, sabemos que somos capaces de ganar el segundo partido", concluyó secundado por Bryant, molesto por su mala actuación.