Josep-Vicent Marqués, sociólogo
Nos ha dejado Josep-Vicent Marqués. Un referente indiscutible de la Sociología. Un hombre tímido y coherente que luchó por la igualdad, que eligió vivir en libertad y que siempre defendió los valores de la fraternidad y de la identidad. Nos ha dejado un ilustrado. Un hombre bueno, un ciudadano comprometido con las causas nobles y justas que han sido muchas en diferentes etapas de su vida. Un profesor, que es algo bien distinto de un trabajador de la enseñanza. Porque Josep-Vicent Marqués ya forma parte de ese reducido grupo de profesores universitarios que dejan huella, que enseñaba sin tener que explicar, que era capaz de situar a sus estudiantes en las nuevas fronteras de cuestiones relevantes, que abría ventanas del conocimiento. Sin pretensiones. Pero con convicción. Con amplitud de miras. Sabiendo encontrar ese difícil equilibrio entre adquirir un compromiso sin ser sectario. Nunca lo fue. Hubiera sido incapaz de serlo.
Y ha muerto dando las gracias. Aunque la vida no le haya tratado todo lo bien que hubiera merecido en este último tramo de su existencia. Fue con ocasión de una de sus últimas apariciones en público, cuando en octubre de 2007 recibió el reconocimiento de Hombre por la Igualdad 2007. "Gracias, muchas gracias", decía en su breve discurso. Pero decía muchas cosas más. En unas pocas palabras dictaba su última lección magistral. Porque, decía Marqués, "lo único que he tenido siempre claro es que no está claro". Y también decía que al aceptar la invitación para recibir esa distinción había encontrado un espacio público para proclamar el mayor y más preciado de sus sentimientos privados, el amor por su hija, la persona que más ha querido.
Muchos profesores de la Universidad de Valencia, su universidad, y de otros muchos sitios hemos sido de alguna forma sus discípulos, aunque él nunca lo hubiera reconocido. Su extremada timidez no se lo hubiera permitido. Pero lo cierto es que quienes le conocimos desde los años setenta no podemos separar su presencia de la historia de la reivindicación por la democracia y la autonomía política, de su aspiración por una ciudad de Valencia más culta, más tolerante y más sostenible, del apoyo a los primeros movimientos ecologistas, de su apoyo, casi en solitario entre los varones, en favor del movimiento feminista.
Vuelvo a su despedida. Decía Marqués, "Continúo teniendo la misma mala opinión del capitalismo, el previsible desastre ecológico y el machismo" y añadía "aún firmaría la consigna que en un panfleto del año creo que 1970 escribí: País Valenciano libre, socialista, no patriarcal y solidario con todos los pueblos del mundo". Todo un programa con el que ha sido capaz de vivir hasta el final, aunque siempre tuvo ocasión de elegir otros caminos menos incómodos. Pero eligió libremente vivir en la frontera, por eso fue pionero en tantas cosas. No quiso renunciar a la utopía y decidió ser coherente hasta el último suspiro. Descansa en paz amigo.
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