El vicio tardío de escribir a los 90

A media mañana, a la señora María, como conocen en el barrio a María Pando, ya le ha dado tiempo a ir a la peluquería, arreglar su cuarto y poner en marcha la comida, los dos platos que cocina a diario, para ella y las tres hermanas con las que vive. Hace un par de días que hizo la compra grande del mes, previendo el follón en el que está inmersa por la presentación de su tercer libro, La vía de la plata, que ayer tuvo lugar en la Casa Galega da Cultura de Vigo y en donde se cansó de firmar autógrafos. Pando se adentra de nuevo en uno de los Caminos de Santiago, con especial atención a las joyas artísticas y arquitectónicas que encuentra a su paso.

Porque María, a sus 90 años, cumplidos el pasado mes de febrero, es ella misma peregrina. Aprovecha los viajes del Imserso y los que organiza la parroquia para visitar en autobús las localidades por la que pasa el Camino. Cámara en ristre, retrata todo aquello que llama su atención y con esas fotografías ilustra sus libros. De hecho, junto al que se presenta ahora se edita un volumen con cien imágenes de Santiago que ha ido recopilando en sus travesías. En 1999, ya jubilada, publicó su primera guía de la Ruta Portuguesal y en 2003 llegó la correspondiente al Camino Francés, muy especial para ella porque atraviesa el lugar en el que nació en 1918, el ayuntamiento navarro de Estella. "En mi pueblo hay cosas muy bonitas, pero no sé cuál es el mejor camino, todos están bien", dice María, quien avanza que, cuando pase el revuelo mediático, volverá a sus tardes de escritura para preparar la publicación del camino que aún tiene pendiente, el del Norte. Ya ha pensado la portada: volverá a lucir el Peregrino que Laxeiro dibujó para ella. "Lo primero que hago es coger el mapa y señalar los sitios grandes por los que pasa el camino, después escribo a los ayuntamientos y ellos, a vuelta de correo, me mandan la información que les pido". En ocasiones, el encargado de la biblioteca del Círculo Mercantil le echa una mano para la consulta de libros y no falta a la clase de arte de los lunes con la historiadora Ana Pereira en Caixanova.

La afición le viene de lejos. Mientras trabajaba con sus hermanas en el locutorio de Telefónica en la calle Urzáiz, que regentaron durante dos décadas, aprendió a disfrutar del arte con las lecciones de Hipólito de Sa, especialista en arte románico. "Él explicaba todo muy bien y con las excursiones que hicimos recorrí todos los monasterios de Galicia", recuerda. Una estancia en Lisboa prendió la chispa y empezó a canalizar su pasión a través de la escritura. "No es un motivo religioso el que me impulsa, aunque soy devota de Santiago porque tengo mucha familia compostelana, lo que me gusta es el Camino en sí", cuenta con su fuerte acento navarro a pesar de que lleva instalada en Vigo desde hace medio siglo. Ahora ya piensa en su próximo libro, para el que está aprendiendo a usar el ordenador.