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Crónica:Roland Garros
Crónica
Texto informativo con interpretación

Almagro ya no es 'el loco'

El tenista murciano reta a Nadal en los cuartos de final

¿Ha llorado alguna vez el hombre de los guantes de boxeo? Se marcha Nicolás Almagro hacia el vestuario y decide que es el momento de anunciar lo que viene: señala la tela negra que le cubre el pecho y sus dos guantes rojos de boxeo serigrafiados. Es su respuesta muda a una pregunta: ¿Está preparado para jugar hoy contra Rafael Nadal por un puesto en las semifinales? "Sí", contesta mientras hace el gesto. Almagro se enfrenta hoy al tricampeón invicto de Roland Garros en los cuartos, a los que ayer también llegó David Ferrer tras vencer a Stepanek (4-6, 6-2, 1-6, 6-3 y 6-3). Es el final de un camino que empezó siendo el niño al que gritaban "cabra loca", que continuó con el adolescente al que le operaron la rodilla y que siguió con lágrimas en los vestuarios. "Tiene un problema", resume Antonio González, su entrenador; "ante las injusticias, cuando se siente indefenso, ante la impotencia más que ante la derrota, llora. Hay situaciones con los árbitros en las que tuvo la sensación de no poderse defender y reventó a llorar. Es lo que más rabia y estrés le da".

Nadie ha conseguido más 'aces' que él en el torneo parisiense: 78

Almagro, que acecha el top 10, es un tenista perseguido por los estereotipos. "Brillante". "Loco". "Lento". "Con buen futuro". Ya no. "Hace tiempo que borramos una palabra de nuestro vocabulario: potencial", dice su técnico. "Todos nos venían con la misma canción. Y yo le dije: 'Eres lo que eres. Que no te cuenten lo que vas a ser. ¿Eres el número 80? Pues ya está. Quítate presión'. Antes de eso, le decían que estaba loco. Por la forma de jugar, no encajaba en España. Aquí, si no pasas 200 bolas por arriba, estás como una cabra. Decían que su juego era poco racional. Los resultados pusieron a la gente en su sitio", explica.

El tenista murciano, una bomba de reveses a una mano y saques como banderillas -nadie ha conseguido más aces que él en el torneo, 78-, se enfrenta al mejor sobre arcilla. "Será complicado", dice Nadal; "intentaré que no lleve la iniciativa y hacerle defenderse. En eso es un poquito peor".

"Rafa es muy humilde, tranquilo y cercano", contesta Almagro, capaz de aguantar dos horas de avión oyendo las críticas que le llegaban de tres filas más atrás. "Me encanta, pero tiene mala cabeza", decían los pasajeros. "La diferencia es que he madurado", concluye él.

"En lo que he tenido que insistir más es en que precisamente porque todos sabíamos que era muy bueno no teníamos que tener prisa", retoma González. "La prisa, para el que no gana. Mi preocupación ha sido educarle como persona. Tenemos un psicólogo, pero es lo suficientemente listo para plantearle las cosas en plan amigo", añade. "El psicólogo tiene el problema de que Nico es una persona muy extravertida, pero a la que al tiempo le crea presión entrar en profundidades y compromisos. Yo siempre disparo al psicólogo contra Nico para que le defina metas. A él no le gusta...", se sonríe. Hoy, sin embargo, toca compromiso. Y combate. Almagro-Nadal.

Octavos de final: Hombres: R. Federer (Sui.)-J. Benneteau (Fra.): 6-4, 7-5 y 7-5. F. González (Chi.)-R. Ginepri (EE UU): 7-6 (4), 6-3 y 6-1. G. Monfils (Fra.)-I. Ljubicic (Cro.), 7-6 (1), 4-6, 6-3 y 6-2. Mujeres: D. Safina (Rus.)-M. Sharapova (Rus.): 6-7 (6), 7-6 (5) y 6-2. E. Dementieva (Rus.)-V. Zvonareva (Rus.): 6-4, 1-6 y 6-2.

Nicolás Almagro celebra su victoria en los octavos.
Nicolás Almagro celebra su victoria en los octavos.EFE

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