"No es bueno que los museos acumulen tanto poder"
Javier González de Durana dejará en julio su puesto como director del Artium para tomar las riendas del Tenerife Espacio de las Artes (TEA), un complejo cultural que acoge la colección del escultor Óscar Domínguez, el Centro de Fotografía Isla de Tenerife y la Biblioteca Insular. El edificio, diseñado por el estudio de los arquitectos suizos Herzog y De Meuron, también acogerá exposiciones temporales. "Tengo la mirada puesta en el arte africano y latinoamericano"", adelanta González de Durana.
Pregunta. ¿Cuándo empieza a pergeñar que se había terminado su ciclo en el Artium?
Respuesta. Lo percibo claramente a partir del año pasado. Quizá cuando veo que el plan estratégico 2006-2009 ya está en marcha y discurre por buen rumbo en lo que es el desarrollo de la faceta "centro de arte" del Artium, tras trabajar en el aspecto museo. Entonces considero que he cumplido el mandato que se me había dado, aunque el patronato de la fundación no me hubiera puesto límite temporal.
"Lo que tiene que decir uno, si no lo ha dicho en siete años ya no lo hará"
"Existe masa crítica en las capitales que justifica un centro cultural en cada una"
P. ¿Queda huérfano el museo?
R. El recambio ahora es bueno también para el Artium. Siete años es un periodo de tiempo perfecto. Lo que tiene que decir uno, si no lo ha dicho en siete años ya no lo va a decir. Generalmente, a partir de ahí comienzan las repeticiones que yo no quería ni para mí, ni para la institución. Mi carácter no es nada acomodaticio y, al mismo tiempo, pensaba que el Artium necesitaba un soplo de aire fresco.
P. ¿Tras cerca de 25 años trabajando en la gestión del arte vasco, cómo valora el momento actual?, ¿Qué le sobra y qué le falta?
R. Desde que empecé en 1985 en el patronato del Bellas Artes de Bilbao hasta hoy, el cambio ha sido espectacular. Apenas había nada, excepto el Bellas Artes de Bilbao, que funcionaba razonablemente bien, pero sin ningún horizonte de esperanza. Entonces, a la vista de los acontecimientos, se puede decir que el País Vasco vive una situación de infraestructuras culturales muy rica, orientadas a sectores profesionales y de público diversos, que cubre las demandas de la población y de los creadores casi al 100%. Sobrar no sobra nada; si acaso, me parece excesiva la ausencia de autonomía de gestión de museos que dependen demasiado de orientaciones de socios extranjeros que coartan la iniciativa del equipo que trabaja al frente de ese centro. Y faltar, creo que se necesitan infraestructuras de apoyo directo de trabajo a los artistas.
P. ¿No se solapa tanto centro de arte contemporáneo en un territorio tan pequeño como el País Vasco?
R. Siempre se habla de la Ciudad Vasca, de Euskal Hiria, de que Bilbao, Vitoria y San Sebastián son barrios de una misma ciudad alrededor del Anboto, pero la realidad es que los desplazamientos son escasísimos y que la gente no se mueve. En todo caso, existe masa crítica en las tres capitales que justifique la existencia de un centro cultural potente en cada una. Por tanto, habrá puntos de coincidencia, pero también creo que falta dispersión. ¿Por qué la población de Barakaldo, Tolosa o Durango no puede disfrutar de un centro de referencia, en su medida? Ahí es cuando hablo de pequeñas plataformas de producción cultural, que no tienen por qué tener un lugar físico.
P. Una de las críticas a su gestión incide en el escaso apoyo a los creadores locales.
R. Es que el Artium es un museo, una estructura de difusión y divulgación en todos los niveles, en función de las necesidades del público. Hemos padecido las consecuencias de una confusión, ya que nuestra misión nunca ha sido la de respaldar la creación artística. En su momento, a la vista de que apreciamos la necesidad de un apoyo a los artistas vascos, impulsamos la convocatoria de becas o la producción de exposiciones. Pero, no era algo que nos correspondiera en nuestras responsabilidades como museo. En Europa, no ocurre. No es bueno que los museos acumulen tanto poder.
P. Ha gozado de la confianza de administraciones gobernadas por PNV, PP y PSE. Ahora, con su marcha, también manifiesta su hartazgo por la situación que vive Euskadi.
R. Soy un ciudadano más de este país que vive las circunstancias políticas que todos conocemos. Me gustaría sentir otros problemas políticos, más cercanos al ciudadano, menos doctrinarios, que permanecen anclados en esa nostalgia irreal. Voy a Tenerife, y allí no me imagino debates sobre el país cuando están llegando centenares de subsaharianos en patera. Lo que quiero es vivir de cerca estos problemas políticos.
P. ¿Le condicionará la situación geográfica de Tenerife en la orientación de su trabajo?
R. El hecho de que las Canarias se pueden contemplar como puente entre América y África marcará mi trabajo, no cabe duda, pero tanto como aquí lo ha hecho la idiosincrasia del País Vasco. Eso sí, creo que TEA puede jugar una función muy valiosa de portavoz o presentador del arte africano y sudamericano, absolutamente desconocidos, mientras que presentar el arte vasco en el País Vasco o en España no suponía tanta novedad, ya que contamos con distintas plataformas dispuestas a presentar estos creadores. Pero, ¿quién está dispuesto a presentar el arte contemporáneo que se hace en Senegal o en Nicaragua, artistas que superan el folklorismo epígonico del arte tradicional? Esos creadores en contacto con París o Nueva York existen.
JAVIER GONZÁLEZ DE DURANA
Javier González de Durana (Bilbao, 1951) llegó al Artium en 2001 para poner en marcha un centro basado en la colección permanente de arte contemporáneo de la Diputación, la segunda más importante tras la del Reina Sofía de Madrid. Profesor titular de Historia de la UPV, ha sido asesor para compras de los museos de Bellas Artes y Guggenheim.
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