Rajoy obliga al partido a retratarse en un acto con barones y una ejecutiva
Malestar por un mensaje que reclama "presencia inexcusable" a los senadores
Poco a poco, a medida que se acerca el congreso, las turbulentas aguas del PP comienzan a aclararse. Pero Mariano Rajoy quiere que se despejen aún más los nubarrones que hay sobre su candidatura. Por eso, el presidente del PP y su equipo han montado una estrategia para obligar a retratarse a todo el partido y, de paso, hacer una exhibición de fuerza precisamente en el momento en que su liderazgo atraviesa la crisis más grave. Y esa estrategia pasa por un gran acto el sábado en Valladolid en el que están convocados todos los barones autonómicos, y un Comité Ejecutivo el lunes para poder discutir sobre la situación del partido, que obligará a todos los dirigentes clave a pronunciarse.
Aguirre, San Gil, Cospedal y Floriano no irán a Valladolid por motivos varios
Sin embargo, las formas están perdiendo una vez más a la dirección, que se enfrenta a un confuso magma de descontentos que utilizan cualquier demostración de autoritarismo, algo habitual en el PP, para atacar al líder. Los 124 senadores recibieron ayer en sus teléfonos móviles un aviso de la dirección del grupo parlamentario. Algo habitual para exigirles su presencia en el pleno de la Cámara, pero no para convocarlos a actos del presidente del partido fuera del Senado. "Inexcusable asistencia. Acto presentación de candidatura de Mariano Rajoy en Valladolid, sábado 31 de mayo, 12 horas. Inexcusable asistencia". Es la fórmula habitual en el Senado para convocar a votaciones importantes, pero al tratarse de un acto del candidato, este mensaje generó gran malestar entre sus críticos y muchos comentarios de pasillo en el Congreso.
En la Cámara baja, la fórmula utilizada fue más prudente. "Acto político con la presencia del presidente nacional y presidentes regionales del PP en Valladolid, Auditorio Feria de Muestras, sábado 31 de mayo, 12h. Saludos".
Muchos diputados y senadores se mostraban ayer dispuestos a acudir precisamente como respuesta a la estrategia de "acoso y derribo" contra Rajoy. Sin embargo, el acto se ha convocado muy a última hora y de momento cuatro barones ya han dicho que no irán. Es el caso de Esperanza Aguirre y María San Gil, dos personas muy críticas con Rajoy, y Dolores de Cospedal y Carlos Floriano, que apoyan al líder pero tienen compromisos previos ese día.
Rajoy hará así el sábado una demostración de fuerza y justificará ante los críticos una de sus frases preferidas: "Me presento porque me lo ha pedido mucha gente del partido". La exhibición de poder territorial se presume multitudinaria, entre otras cosas porque, al no haber otra candidatura, ningún dirigente puede permitirse el lujo de estar contra Rajoy.
Mientras, las filas populares del Congreso son un hervidero de rumores con todas las miradas puestas en Juan Costa y en la posibilidad de que algún otro diputado haga pública su distancia con Rajoy. El clima de sospecha se ha instalado y cualquiera que se acerque a Costa parece un rival. Ayer estuvo en el bar del Congreso con Cayetana Álvarez de Toledo -que a pesar de ser miembro de la dirección del grupo realizó unas durísimas declaraciones tras el abandono de Ortega Lara-, Vicente Martínez Pujalte e Ignacio Astarloa, mano derecha de Ángel Acebes, al que los rumores colocan como el próximo en dar el paso contra el líder, aunque él lo desmintió a EL PAÍS. En los últimos días, Costa se ha visto también con Ana Mato y José María Michavila, otro hombre próximo a Acebes.
Mientras, Rajoy mantuvo en su despacho del Congreso una nueva reunión con su equipo habitual de estrategia, en el que están Jorge Moragas y Esteban González Pons. Parecía tranquilo preparando el mensaje que quiere trasladar en Valladolid y antes en Barcelona, donde hará un discurso económico el viernes. Criticado por su silencio en las semanas pasadas, el líder ha llenado ahora casi todos los días con actos en su campaña de contraataque.
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