Murray Jarvik, inventor de los parches de nicotina
Médico y psicólogo, probó el efecto sobre su propia piel
Los fumadores que quieren abandonar el tabaco no conocerán seguramente su nombre. Pero sí su invención: los populares parches de nicotina. Murray Jarvik murió el pasado 8 de mayo, a los 84 años de edad, en su residencia en Santa Mónica (California), por problemas de corazón que arrastró durante buena parte de su vida. El psicofarmacólogo, que estudió extensamente los efectos de las drogas en la conducta, nunca se llevó un cigarrillo a la boca.
Jarvik padeció varias enfermedades a lo largo de su vida: fiebres reumáticas, a los 12 años, que le provocaron problemas crónicos de corazón; polio, a los 28 años; y cáncer de pulmón, al que sobrevivió tras serle detectado en 1982. Siempre se preguntaba por qué fumaba la gente, cómo es que les daba por meterse humo de vegetales quemados en los pulmones. Sobre todo, porque su esposa era fumadora, una adicta al tabaco. Ésa fue la guía de su trabajo, y su respuesta le mereció el reconocimiento internacional.
Su esposa era fumadora, y eso le llevó a investigar la adicción al tabaco
El psicofarmacólogo nació y se crió en el Bronx, Nueva York. Su padre murió cuando él era niño. Era un entusiasta. A pesar de los escasos recursos de su familia, logró estudiar medicina y psicología por las universidades de Los Ángeles, San Francisco y Berkeley. En el hospital Mount Sinai neoyorquino participó en un estudio pionero sobre los efectos psicotrópicos del LSD, que después resultó que estaba financiado por la CIA, los servicios de inteligencia de EE UU.
Eran los años más calientes de la guerra fría y el Gobierno de Estados Unidos quería utilizar la droga como suero de la verdad en los interrogatorios. Jarvik volvió a California en 1972. A ese controvertido estudio sobre el LSD le siguieron otros en el campo del consumo de tabaco y los daños que provoca a la salud. Fue de los primeros, de hecho, en identificar la nicotina como la causante principal de la adicción a fumar. Y para combatir la dependencia, la usa como arma de ataque.
Primero lo hizo con chicles. Y después descubrió que por la piel era mucho más efectivo. No fue un hallazgo casual. Sospechaba que los síntomas extraños que sufrían los trabajadores en las plantas de tabaco eran fruto de la nicotina que absorbían cuando sus cuerpos entraban en contacto con las hojas. Como Jarvik no podía utilizar humanos en los experimentos para confirmar su teoría, decidió hacerse las pruebas él mismo.
Y así entendió el efecto que provocaba la nicotina. Con él trabajó Jed Rose, actual director del Center for Nicotine And Smoking Cessation Research en la Universidad de Duke. "El ritmo cardiaco aumentó y empezó a subir la adrenalina, todas las cosas que le pasan a los fumadores", dijo Murray Jarvik en el artículo que publicó en la Universidad de Los Ángeles. En 1990 se patentaría la idea de los parches para ayudar a dejar de fumar, que empezaron a comercializarse con receta médica en 1992.
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