Ciclón de mestizaje y fiesta al estilo Manu Chao en A Coruña

"¿Qué pasó, qué pasó?". En A Coruña fue, tras una mañana de rayos y truenos, todo un ciclón de música y baile lo que pasó, un viernes noche de mestizaje y fiesta de alto voltaje que revolucionó neuronas, mentes y cuerpos de unas 8.500 personas, rendidas a un siempre explosivo Manu Chao y su grupo Radio Bemba. Pasan los años, cambian las protestas, pero no la intensidad de los conciertos del activista músico francés afincado en Barcelona. No defraudó ni medio segundo durante sus tres horas en el Coliseo coruñés.

La actuación cerró una mini gira por Galicia, antesala del Tombolatour que abre en junio en Francia, y fue de tanta intensidad, libre y viva, como lo eran el Chao de hace 20 años con sus saltarines Os Carallos.

Cantó aquella primera Mala Vida y también sus éxitos planetarios, Me gusta tú, el ya legendario Clandestino, el mítico Desaparecido, que dedicó a quien así le bautizó, su querida pariente compostelana Josefa de Bastavales. Fue entrelazando lo viejo con lo nuevo, los ya éxitos de venta de su último disco Radiolina, que el público entusiasta demostró conocer de memoria, como el Me llamo calle, La vida tombola o el Raining in Paradize.

El cantante se declaró "enamorado" de Galicia, la tierra de su padre y de la que él y su banda se van felices "y con unos quilitos de más". Con la bandera gallega en mano y el micro en el corazón, Chao añadió a su vasto repertorio Deixame subir ao carro y Túa nai é meiga. Y reivindicando el mestizaje, no se olvidó de reclamar solidaridad para el pueblo saharaui y denunciar "al más grande terrorista del mundo, George Bush". "Yo un día perdí la ilusión", afirmó el músico, "pero la esperanza, nunca". ¿Próxima estación? "Esperanza, siempre", arengó.