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Los escenarios gallegos de 'Abrígate' llegan a los cines

Costafreda narra una historia de amor, amistad y desarraigo

Que nadie espere reír a carcajadas con la autodenominada "comedia romántica" del cineasta gallego Ramón Costafreda que se estrenó ayer en salas de todo el territorio nacional, bajo el título de Abrígate. La película está rodada en las localidades coruñesas de Betanzos, Caión y Miño, combinando paisajes de edificaciones anárquicas sin sentido estético con la frondosidad fluvial de bosques y ríos o los aires atlánticos de acantilados marítimos. Habla de amor, amistad y desarraigos con puntos de humor y hasta de situaciones un tanto surrealistas que borran cualquier posibilidad de caer en el dramatismo.

Es una historia, cuenta Costafreda, de "sentimientos, de personas que comparten ausencias", la que provoca la muerte, la emigración o sueños de "paraísos artificiales" como los carteles de grandes marcas de cosméticos de París. Y es un lenguaje universal que se entiende en todos los lugares del planeta, por mucho que el largometraje, protagonizado por la argentina Manuela Pal, el sevillano Félix Gómez y la gallega María Bouzas, transcurra en gallego (subtitulado) y castellano. Y con fuerte presencia también del porteño de la actriz principal en su papel de Valeria, una joven maquilladora de Buenos Aires que se ha ido a vivir a la tierra natal de sus progenitores, Betanzos.

Doble galardón

La película llega a los cines tras ser doblemente galardonada en la muestra de cine iberoamericano de Lleida. Allí se le concedió el premio del público, que completó con el de mejor actriz, que recayó en María Bouzas por su destacada interpretación de peluquera de barrio, una mujer llamada Adela "cálida, acogedora y con ilusión por transformar sus vecinas".

"Yo entiendo ahora por qué en Galicia no van al psicólogo, van a la peluquería", afirmó el argentino Fernando Castets, que firma con el director el guión original de esta cinta "con fondo de esperanza y muy, muy positiva, que provoca una sonrisa continua", subrayó María Bouzas, que es además presidenta de la Academia Galega do Audiovisual.

Y no sólo por los pequeños guiños de humor que salpican la historia, sino también por la ternura y el ambiente a menudo cómico de los lugares en los que fue rodada la película, en la que se combinan espectaculares paisajes del río Mandeo, el mar de Caión, el precioso lavadero público "y gratuito" de Betanzos o la peluquería de barrio. Y la característica barcaza cubierta, con mesa de hule de cuadros, que protagonizan cada año la romería de Os Caneiros.

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