Los candidatos a dirigir el Colegio de Médicos no quieren más facultades
Cuatro aspirantes se disputan la presidencia de la entidad, con 35.000 afiliados
Más de 35.000 facultativos votarán el jueves quién dirigirá el Colegio de Médicos de Madrid -el más numeroso de España- durante los próximos cuatro años. Esta vez tienen cuatro opciones, y todas están lideradas por pesos pesados de la profesión: Juliana Fariña, presidenta del Colegio durante los últimos ocho años; Guillermo Sierra, ex presidente de la Organización Médica Colegial; Carlos Amaya, secretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), y Manuel Cabeza, presidente de Sanidad Madrid del sindicato CSI-CSIF.
Los cuatro culpan a las autoridades de la infección en el 12 de Octubre
Critican que se planifiquen centros sin estudiar las necesidades reales
Ayer, los candidatos tuvieron su último enfrentamiento público, organizado por la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS). Pero en el ambiente quedaron más las concurrencias que las diferencias, que se adivinaban cargadas de reproches personales, probablemente por ser todos viejos conocidos.
El primer punto de encuentro fue su rechazo al proyecto del Gobierno regional de crear cuatro facultades de Medicina, tres privadas y una pública. Es "una barbaridad", afirmó Amaya. "Si creamos médicos y no condiciones adecuadas para el ejercicio, [los médicos formados] van a nutrir a otros países", recalcó Sierra. "Nos oponemos frontalmente", añadió Cabeza. "Es un despilfarro", dijo Fariña.
Esta unanimidad en lo fundamental no ocultaba diferencias en los matices. Amaya centraba su rechazo en que no existe un "análisis de la demografía médica": no se sabe cuántos hay, ni cuántos hacen falta. Sierra coincidió en la necesidad de "un estudio real" de las deficiencias, e indicó que con la duplicación del número de licenciados (ahora salen 750 al año en Madrid; con las nuevas facultades serán 1.500) sólo se "aumentará la bolsa de paro" y de médicos "sumisos" para cubrir guardias y turnos. Cabeza, además de criticar la falta de un estudio, señaló que esos nuevos licenciados, la mayoría formados en centros privados, tendrán que utilizar "el sistema público y el profesorado para las prácticas" del sistema MIR (médicos internos residentes; deben hacer cuatro años de formación en hospitales para conseguir el título de especialista). Fariña fue la única que matizó que estamos en una sociedad "de libre mercado", y pidió un 10% de becas en las facultades privadas.
La misma unanimidad surgió al debatir el último escándalo de la sanidad madrileña: el brote de Acinetobacter baumanii en una UCI del hospital 12 de Octubre. Los cuatro defendieron la actuación de los médicos y criticaron a las autoridades. "Hasta ocho informes" hicieron, apuntó Amaya. "No les han hecho caso a los profesionales", dijo Sierra. Cabeza y Fariña elevaron el tiro y se refirieron al papel del Gobierno central. Cabeza creía que no importa que la fiscalía lo investigue; Fariña afirmó que era un error de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, el haber pedido la intervención del fiscal. Además, dijo que "aquello no era grave".
En el debate -casi más bien una sucesión de opiniones- hubo menciones a la privatización de la gestión de los hospitales madrileños. Sierra fue el más crítico: no se pueden "anteponer criterios económicos" a los sanitarios, porque donde esto ocurre los "más desprotegidos tienen que recurrir a la beneficencia". Fariña defendió la labor de los médicos que hacen medicina privada, pero destacó que "nunca habrá una sanidad privada que no gane dinero". Añadió que la sanidad pública presta el servicio sin pensar en su rentabilidad. Cabeza, por su parte, indicó que lo peor es que no se sabe "qué va a pasar" porque el "claro" deslizamiento hacia las privatizaciones se ha hecho sin planificar y sin contar con los profesionales. En esta misma línea, Amaya indicó que es "difícil de asumir". "Nos posicionamos en contra de las nuevas formas de gestión", afirmó tajante.
Al final de la mesa de debate, la conclusión de los escasos asistentes fue que en las elecciones del próximo jueves van a pesar más los perfiles personales de los candidatos que estas propuestas. Ayer quedaron claras las diferencias entre Amaya y Fariña, por ejemplo, con educadas puyas acerca del papel del colegio. Los tres aspirantes atacaron a Fariña por haber prolongado su mandato, a lo que ella contestó que "muchos médicos lo habían pedido".
Los cabeza de lista: más de un siglo de experiencia entre todos
- Juliana Fariña. La actual presidenta del Colegio ha modificado los estatutos para presentarse a un tercer mandato, porque cree que después de ocho años llega el mejor momento para su trabajo. Nació en Badajoz, pero no dice los años que tiene -"por mayor de edad"-. En 1983 ya era catedrática jefa del Servicio de Anatomía Patológica del hospital Clínico. Su primer objetivo debe ser acabar con la precariedad de los médicos jóvenes. En su contra juega el tibio papel del Colegio en las crisis recientes, como Leganés o el 12 de Octubre.
- Guillermo Sierra. Traumatólogo nacido en Arredondo (Cantabria) en 1946, presidió la Organización Médica Colegial de 2001 a 2005, después de ocupar otros cargos en la organización. Él mismo afirma que es el "único candidato de centro-izquierda" de los que se presentan. La Sociedad Madrileña de Medicina Familiar y Comunitaria le ha dado su apoyo. Afirma que su primer objetivo es recuperar
la confianza de unos profesionales desmotivados, abriendo el Colegio a las sociedades científicas
y de pacientes.
- Carlos Amaya. Neurólogo y neurocirujano, nació en Madrid en 1948. Lleva más de 20 años en la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, el sindicato más poderoso, aunque no ha abandonado
su trabajo asistencial. Es vicepresidente de la Federación Europea de Médicos Asalariados (FEMS)
y vicecoordinador de la Federación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (FEMYTS), organización que estaba detrás de las últimas huelgas de médicos en Madrid. Quiere dar autonomía a las comisiones de ética y deontología.
- Manuel Cabeza. Es el candidato más inexperto: apenas lleva un año al frente de la rama de la Sanidad madrileña del sindicato CSI-CSIF. A cambio, sigue al pie del cañón como médico de atención primaria en un ambulatorio. Su principal objetivo es abrir el Colegio a los médicos: antes de tomar decisiones, quiere oírles para fijar mínimos asistenciales. Quiere evitar el desamparo
de los profesionales para no volver al pasado, cuando la "Administración vivió muy bien" gracias a la bolsa
de médicos parados dispuestos a todo.
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