Amistades nuevas y muy peligrosas
Cae una banda que se hizo amiga de una pareja para secuestrarles y robarles
Lo último que podía pensar una pareja de veinteañeros de Fuengirola (Málaga) antes de hacerse amiga de tres jóvenes de su misma edad es que terminarían secuestrándoles durante tres días y obligándoles a facilitar un robo en su propio negocio familiar. Atraídos por la droga que les ofrecían, las víctimas estrecharon lazos con una banda itinerante de ladrones que les amenazó, coaccionó y pegó hasta que consiguieron todos los detalles sobre su patrimonio.
La Policía Nacional les detuvo el viernes pasado de madrugada, justo cuando pretendían saquear un bar, propiedad de la madre de uno de los secuestrados. Los tres acusados -dos hombres y una mujer- tienen numerosos antecedentes por atracos, robos en viviendas y sustracción de vehículos. Todos están en libertad desde el sábado.
Obligaron a uno de los rehenes a ir a robar al bar de su propia madre
Los tres detenidos se esforzaron por trabar amistad lo más rápidamente posible con sus futuras víctimas. Captaron a la pareja en la Feria de los Pueblos. "Les invitaron a todo", señalaron ayer fuentes policiales. Los jóvenes, consumidores de droga, cayeron en la trama y aceptaron pasar unos días juntos.
Se quedaron en el domicilio de Marian L.F., de 20 años. La joven, natural de Madrid pero residente en Fuengirola, también hospedaba a sus compinches Pedro A. E., de 22, y Jesús P.R., de 23 años, llegados hacía varios días de Puertollano (Ciudad Real).
Después de pasar un par de veladas juntos, les arrancaron las primeras confidencias. "El chico debió de comentarles que vivía con su madre, que tenía un negocio de hostelería y cierta posición económica", explica uno de los agentes encargado del caso. Una vez fijado el objetivo, trabajaron para obtener la mayor cantidad de información, esta vez mediante la fuerza. Según el testimonio de la pareja -que relató los hechos por separado y de forma idéntica- les amenazaron con un cuchillo y juraron que matarían a sus familiares si daban la voz de alarma. La coacción surtió efecto.
El sufrimiento se prolongó durante tres días, el tiempo que los raptores tardaron en planear un robo en el bar de la madre de la víctima. Para ello, necesitaban la presencia del joven, al que obligaron a acompañarles al establecimiento.
La madrugada del pasado viernes, dos de los secuestradores dejaron la casa y el tercero se quedó custodiando a la novia. Trataron de forzar la persiana del bar con herramientas, pero saltó la alarma. Una patrulla les detuvo. "Al comienzo se trató como un robo normal, pero cuando le tocó declarar al hijo de la dueña, que estaba allí como detenido, se echó a llorar y nos lo contó todo", relata un agente del grupo de delincuencia urbana de Fuengirola, a cargo del caso. Acostumbrados a escuchar historias rocambolescas, no le creyeron hasta que acudieron a la casa y comprobaron que la joven estaba retenida, tal y como su novio les contaba.
La chica estaba sola. Al ver que no regresaban, el secuestrador que quedó vigilándola, salió de la casa y la dejó encerrada. Como era un primer piso, un policía la rescató por el balcón y la llevó a comisaría, donde identificó a sus captores. Seis horas más tarde, el secuestrador regresó a la vivienda y le apresaron. La banda utilizaba un coche robado, en el que guardaban una katana. El sábado declararon ante el juez y quedaron libres.
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