Soria vuelve a existir
Arconada devuelve al Numancia a Primera con un grupo de veteranos y muchas rotaciones
Un empate a cero contra el Alavés le sirvió al Numancia para sellar ayer su regreso a Primera después de tres años. El retorno a la élite llega con protagonistas parecidos a los del primer ascenso, a mediados de los años 90, cuando Soria se plantó en el mapa en una eliminatoria de la Copa ante el Barcelona con Miguel Ángel Lotina en el banquillo. Francisco Rubio, el presidente del club entonces y ahora, ha sido el elemento fundamental de la progresión del Numancia, aportando dinero y marcando un modelo del que presume. "El del rigor absoluto", afirma Rubio; "si te sales de esa línea, las cosas no funcionan. Nuestro compromiso es pagar a todo el mundo a fin de mes y el que viene a Soria sabe que tiene un trampolín".
El otro pilar del ascenso es Gonzalo Arconada, hermano de Luis María, el legendario portero de la Real Sociedad. Pacheta, secretario técnico del Numancia, se encontró con Arconada al final de la pasada temporada en las eliminatorias de ascenso en Burgos, no muy lejos de Soria, donde había encontrado al final un lugar para crecer, olvidados aquellos dos meses espantosos en su Real Sociedad. Era la segunda vez que se encontraba ante un grupo de futbolistas profesionales. Hasta entonces, sus experiencias habían sido como máximo en Segunda B, al margen de su presencia esporádica en la Real.
Arconada comenzó la temporada con un grupo de jugadores veteranos y nacionales que llegaron a Soria a entregar su última hoja de servicios: Gorka Brit, Bolo, Nagore, Guréndez, Sietes y Palacios. Pero ese grupo ha fabricado una temporada perfecta y un ascenso vertiginoso. "Lo importante no es fichar sólo fútbol. Hay que ver el factor humano, el comportamiento en el vestuario en los momentos difíciles", asegura Arconada, que insiste en una idea de equipo que plasma en las continuas rotaciones. "Ésa es la complicidad que buscas en los futbolistas de club", dice el técnico.
El rendimiento del Numancia ha sido sorprendente lejos de Los Pajaritos. "El momento fundamental fue cuando ganamos por 1-3 en Albacete y luego por 1-4 en Alicante. Los veteranos me decían: 'Este año podemos, vamos a subir'. Cuando nos pusimos líderes a mitad de temporada, ganamos muchísima seguridad", sentencia Arconada.
El reto es encontrar ahora el camino para no regresar a Segunda, una labor difícil en una ciudad de 40.000 habitantes y que cada domingo mete en Los Pajaritos a casi un tercio de la población. "Tenemos muy pocas ayudas institucionales", se lamenta Rubio, que ha pagado de su bolsillo, junto con otros consejeros, la construcción de una ciudad deportiva que lleva su nombre. La intención es la continuidad de todo, plantilla y modelo, pero ni siquiera está garantizado que Arconada sea el entrenador la próxima temporada.
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