El Zaragoza paga su pésima gestión
El equipo aragonés desciende a Segunda y el Mallorca, pese a su triunfo, se queda sin Copa de la UEFA
Desterrado de la Primera División. Se acabó el cuento para el Zaragoza, consumido desde hace tiempo, pero finiquitado anoche. Le doblegó el Mallorca, con el pichichi Güiza como estilete y con Ibagaza como arquitecto. Pero fue una victoria estéril porque el triunfo del Racing le arrebató la participación en la próxima Copa de la UEFA, un caramelo prohibido por el que lloraron los aficionados bermellones, tan remojados —la lluvia obligó a retrasar el partido una hora— como desolados. El entierro, en cualquier caso, fue del Zaragoza, que este año celebra la Expo y se ha dado de bruces con la cruda realidad: una mala gestión deportiva y económica que les deja en la cuneta.
Apocado por el fantasma del descenso, el Zaragoza inició el duelo con las líneas retrasadas, con la zaga de la mano de César. Coyuntura que explotó con acierto Ibagaza, especialista en los movimientos de entrelíneas y soberbio en los pases interiores. Arango, por la izquierda, y Varela, por la derecha, rompieron sin cesar y conectaron con Güiza. El juego de bandas del Mallorca, en cualquier caso, contrastaba con el del Zaragoza, que destila un fútbol cerrado y por el centro.
"No quiero a D'Alessandro en mi equipo porque no ocupa la banda", le dijo el ya despedido técnico Víctor Fernández al máximo accionista del Zaragoza, Agapito Iglesias. "Pues se queda", respondió éste, tajante. Despedido Fernández a mitad del ejercicio, Ander Garitano tomó el mando. Pero ocho días después, molesto por cómo dinamitaba D'Alessandro los entrenamientos y por cómo le defendía la directiva, dio su brazo a torcer. Javier Irureta le sustituyó durante tres meses, al cabo de los cuales se dio por vencido. "No me han traído lo que he pedido y a esto no sé darle la vuelta", reconoció a sus íntimos. Pidió, entre otras cosas, algún extremo o interior que se desplegara por la banda. Problema que ha lacerado al equipo hasta el punto de que su juego ofensivo se basa exclusivamente en los pases interiores. Ante el Mallorca no fue una excepción. Basinas, en medio, y los dos centrales, se hincharon a robar balones. Pero Oliveira, como siempre, se las sabe todas. Insuficiente anoche, insuficiente durante la temporada.
Pillo, Gregorio Manzano dio la titularidad a Webó en detrimento de Trejo. La dupla ofensiva exprimió al Zaragoza: Güiza se cobró la posición siempre que retó en una carrera a los centrales, y Webó remató todo. Güiza marcó su golito y Webó, tras una pifia horrorosa de César y Sergio Fernández, a los que les temblaron las piernas al sacar la pelota, cabeceó un centro de Arango. De poco sirvió que Oliveira, propiedad del Milan y que sólo se jugaba el orgullo, fuera el único en leer el partido. El césped era rápido y lo mejor era buscar las espaldas de la zaga. Aimar le entendió en un par de ocasiones, pero volvió a tener el pie torcido. Y Gabi, descarado, se atrevió a centrar una vez y conectó con Oliveira, que se desmarcó y cabeceó al fondo de la red. Resultó ser un gol estéril. Castro, por si acaso, lo aclaró con un tercer tanto. A lo que Oliveira respondió a última hora. Demasiado tarde.
El Mallorca, que jugó como si el rival le debiera algo, venció, pero perdió la Copa de la UEFA porque el Racing batió a Osasuna. El Zaragoza, que abdicó hace tiempo, fue desterrado.
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