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MODA

La apariencia de la seducción

Anne Valèrie Hash cuenta los entresijos para llegar a la alta costura de París

Anne Valèrie Hash es la diseñadora más joven (París, 1971) en el Olimpo de la alta costura de París, donde no hay sitio más que para 11 estrellas, entre ellas Dior y Chanel que son (es fácil imaginárselo) quienes cortan el bacalao. Hash desfiló por primera vez dentro de la alta costura el pasado febrero en París. Hace unos días estuvo en Madrid invitada por el Instituto Europeo de Diseño (IED) y habló a los alumnos aspirantes a diseñadores.

- Los comienzos. Su adoración por la costura artesanal y los acabados excelentes era para ella "algo genético". Y nunca agradecerá lo suficiente a sus padres cuando la matricularon en la exigente École Internationale de Mode. Se tomó muy en serio los estudios. Cuando acabó, cosía todo el día, apenas comía y dormía. "Acabarás sola, ciega y fea", le dijo su padre un día.

- Lo prosaico. Siguió el consejo paternal y empezó a trabajar. Durante tres años estuvo en una gran tienda de uniformes donde aprendió todo: el stock, el marketing, los pedidos, los sueldos, la gestión... Hasta que lo dejó todo y se lanzó a cumplir su sueño.

- La musa. En 2001, Hash fundaba su marca. Luisa es su modelo, cuando la conoció tenía 10 años y elaboró en torno a la niña una historia: un día se mete en el armario de sus padres y a partir de un pantalón realiza un vestido. De ahí salió la inspiración para su ropa, que se apoya en cuatro palabras: "Deconstruir, reconstruir, lo masculino y lo femenino".

- Lo intelectual. Para cuando aterrizó en la moda, había tocado a su fin la escuela purista de los belgas (Margiela, Van Noten...) y el reinado absoluto del minimalismo y la intelectualización del vestir. Entonces Hash sólo tenía ojos para Helmut Lang y Martine Sitbon. Eran años en los que la diseñadora no tenía ni para comer, apenas para el billete de metro: "Pero tenía mi colección", recuerda ahora.

- Los secretos. Uno económico: cuando se vio en la tesitura "infernal" de tener que vender una colección, se le ocurrió pedir dinero adelantado a las tiendas que le compraban alguna pieza y con eso financió los tejidos y la producción. Esto es tener "suerte", porque las tiendas raramente apuestan por los debutantes. Otro secreto que suena a lema: "Creer en el talento de uno mismo y transmitirlo".

- Los desfiles. "No son el punto de partida, sólo son un espectáculo sobrevalorado. Permite salir en las revistas y formar parte del sistema, pero poco más", previno a los alumnos.

- El deseo y el futuro. Lo importante es el deseo final de los clientes: "Sin esto no hay nada". ¿Y el futuro de la moda? "Soy muy optimista porque la seducción siempre existe".

Las modelos lucen algunas de sus recientes creaciones.
Las modelos lucen algunas de sus recientes creaciones.

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