"Una ciudad moderna no puede vivir con restricciones de agua"
Daniel Pi preside el Consorcio de Aguas de Tarragona (CAT), entidad que gestiona el agua del minitrasvase del Ebro en Tarragona. Ahora, esta misma agua abastecerá a Barcelona, por barco y también por la tubería que se construirá. Es ingeniero de profesión, tiene 50 años y una larga experiencia municipal. Es diputado de ICV en el Parlament.
Pregunta. El consorcio aprobó el otro día el suministro de agua a Barcelona. ¿Fue difícil?
Respuesta. El CAT tenía una limitación en sus actuaciones que ha quedado eliminada: sólo podía suministrar agua a ayuntamientos e industrias de la provincia de Tarragona. Ahora, durante un periodo concreto, puede suministrar al territorio de al lado. Pero se mantiene la limitación de la concesión. 3,856 metros cúbicos por segundo, aunque se dice siempre que cuatro. Las cantidades que no se lleguen a consumir en Tarragona, sin superar nunca esa cantidad y mientras esté en vigor el decreto, podrán llegar a Barcelona. Luego, el CAT volverá a operar sólo en Tarragona.
Los pantanos están al 30%. El decreto de sequía se hizo cuando estaban al 50%
Con la tubería, Tarragona deja de depender en exclusiva del Ebro
P. El CAT suministrará agua a los barcos y por tubería. La segunda opción ha sido polémica.
R. La construcción de la tubería ha originado polémica, pero no dentro del CAT, que la pasada semana aprobó la aportación. En realidad no fue la aportación, a ésta estamos obligados por ley. Aprobamos las condiciones de la aportación por amplia mayoría: el 87% de los votos. Hay voto ponderado, pero sin la ponderación, también se habría aprobado por mayoría: 28 a favor; 14 en contra y 11 abstenciones. Quienes dicen que en el CAT mandan los que tienen más agua no tienen razón.
P. Sobre la tubería...
R. La tubería es un mecanismo de emergencia para suministrar agua a Barcelona en un episodio de sequía excepcional y no superada. Pero todos haríamos un pésimo negocio si se utilizara sólo en situación de emergencia.
P. ¿No hay que desmontarla?
R. Abre la posibilidad de que en el futuro el agua de la desalinizadora de Cunit [en fase de redacción de proyecto] sea utilizada en Tarragona. En el invierno aportará agua a Barcelona. Es cuando el CAT tiene agua suficiente del Ebro. En verano, la concesión del Ebro es justa para Tarragona y el agua de Cunit puede completarla. No es un deseo: el decreto lo permite. Y es fantástico porque Tarragona deja de depender en exclusiva del Ebro. Cuando se habla de un posible problema la gente piensa en la calidad del agua, pero se pueden dar otras circunstancias: que se rompa una tubería, que se estropee una bomba, que falle el suministro eléctrico.
P. Pues florecen los movimientos contrarios.
R. Sobre todo en las comarcas del Ebro. Es comprensible. En los últimos años se ha hecho una política hidráulica diferente. Se ha apostado por el ahorro y la eficacia. Se ha trabajado la reutilización. Hoy se riega en el delta del Llobregat con agua de la depuradora, lo que deja más agua para el consumo humano. El agua de la depuradora se inyecta en el acuífero de modo que éste amplía su capacidad. Esta política diferente no ha tenido bastante tiempo [para desarrollarse]. La sequía ha llegado antes de tiempo.
P. Este Gobierno lleva ya cuatro años.
R. En cuatro años ha tenido que diseñar las plantas, obtener la financiación y empezar a construir. Eso es difícil.
P. La oposicón discrepa.
R. La tubería no debería generar oposición porque responde a la misma política de esos años: ahorro y eficacia. Pero si la tubería se mitifica, entonces se generan actitudes de rechazo. Eso creo que es lo que pasa en el Ebro. Han convertido la tubería en un tabú. Aceptando que en las comarcas del Ebro hay una sensibilidad aguda por causas comprensibles.
P. ¿Por ejemplo?
R. La impresión de que se va al territorio cuando faltan recursos o cuando hay que hacer una instalación energética, pero no con inversiones. Un ejemplo: el Ebro sirve para sacar agua, pero en La Aldea no para el Euromed.
P. También se opone Aragón.
R. Aragón siempre ha sido muy sensible al asunto del agua. Y lo que plantea es si la situación de emergencia está superada para parar la obra.
P. ¿Lo está?
R. Miremos los pantanos: están al 30%. El decreto de sequía se promulgó cuando estaban al 50%. Hay más agua que hace unas semanas, pero sería irresponsable decir que se ha superado la sequía. Cuando empezó la sequía se tomaron muchas medidas. Era marzo de 2007. Una medida importante: la desalinizadora, que producirá 60 hectómetros cúbicos para siempre. ¿Se podía hacer más deprisa? Difícil. Y hubo quien no la hizo nunca. Ahora bien, después de tomar todas las medidas posibles, sigue sin llover y hay que adoptar una decisión diferente: los barcos. Eso no se improvisa. Necesita meses de gestiones para los contratos. Hay quien dice que, ya que ha llovido, que no transporten el agua. ¡Seamos serios! Se pagaría igual para nada. Pero con barcos no se puede abastecer Barcelona. Con barcos se reduce la disminución de reservas de los pantanos hasta que funcione la desalinizadora. Hay quien propone que no se haga nada y se apliquen restricciones. Es una irresponsabilidad. Una ciudad moderna no puede vivir con restricciones. De modo que, como no hay agua en las cuencas internas, hay que buscarla fuera. El resto es historia conocida.
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