Poeta bandarra
Una anécdota elocuente: en la agencia de contratación de Lichis ignoraban la existencia de estos dos conciertos, íntimos y lenguaraces, en el Búho Real. Así son las cosas del máximo responsable de La Cabra Mecánica, trovador suburbial y espíritu libre que abomina de ir por la vida a piñón fijo. Incluso aprovechó entre canción y canción para clamar por "ese milagro llamado carta de libertad". Tras el ya lejano Hotel Lichis aún tiene comprometido un disco, el sexto, pero debe ser poco amigo de contratos.
No se le pueden negar ni la guasa ni la sorna, en cualquier caso. Su alucinante capacidad para la poesía bandarra le permite piropear a una chica "blanquita como una cajera del Carrefour", compadecerse de su corazón "hambriento que parece el Ramadán" o convertir en leitmotiv aquello de que "es la falta de amor la que llena los bares". Acho Estol, el asombroso compositor de los tangueros La Chicana, le tiene por el mejor letrista de la Península.
Lichis
Lichis (voz y guitarra), Pepo López (guitarra, coros). Búho Real. Madrid, 13 de mayo. Lleno (90 personas)
Pura locuacidad y desparpajo en las distancias cortas, Lichis no paró de intercalar chistes, contravenir la Ley Antitabaco o burlarse de todo lo que se movía. "Esto parece un concierto de Mikel Erentxun, sólo cantan las chicas", espetó tras interpretar Shalala. Y anunció El malo de la película como "un plagio del My way, de Frank Sinatra, ahora que ya no nos puede demandar". Ya no necesita ejercer siempre de rumbero canalla. Larga vida a nuestro más saleroso poeta callejero.
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