El Villarreal se da una fiesta con el Espanyol

En un ambiente de festividad, entregado al hedonismo, el Villarreal se puso de gala para celebrar el subcampeonato en el último partido en El Madrigal de una temporada para recordar. Sin perder la dulzura y sensibilidad que acostumbra, competitividad tampoco le faltó al conjunto de Pellegrini, que ha mantenido una sana regularidad a lo largo de todo el campeonato, en el que ha permanecido, salvo en tres jornadas, en puestos de Liga de Campeones. Con las ideas claras, con unas maneras que producen placer visual al espectador y que justifican toda la pasión del fútbol.

Anoche también, el Villarreal demostró a un Espanyol mediocre, como en toda la segunda vuelta, que lo conseguido tiene fundamentos sólidos. Que Cazorla tendría cabida en cualquier equipo; que monsieur Pirès sigue impartiendo cátedra pese a los años; que Nihat y Rossi pueden volver locos a cualquiera; que la zaga del Villarreal sería de las mejores en el calcio; y que Diego López está al nivel de los mejores porteros del mundo. Ayer, para que todo resultara más poético, Javi Venta, lateral derecho de siempre, una de las caras más discretas del equipo, abría el marcador y el espectáculo. El que ha dado el Villarreal durante todo el curso.