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Reportaje:

Un estreno a medio gas

El desconocimiento del público marca la Noche en Blanco malagueña

Sábado. Ocho de la tarde. La plaza del Centro de Arte Contemporáneo (CAC) está más animada que de costumbre. El diseñador Javier Mariscal y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, se preparan para inaugurar la primera Noche en Blanco malagueña, que sobre el papel ofrece 36 actividades culturales hasta entrada la madrugada. Mariscal invierte cinco minutos en un discurso inaugural tan improvisado como caótico ante 200 personas. ¿Estaban allí por él? No. Los que estaban allí eran en su mayoría amigos y familiares de los seis jóvenes artistas malagueños que se han alzado con algunos de los premios del certamen MálagaCrea en las modalidades de artes visuales y videocreación.

Tras los premios, una rápida visita a las instalaciones del CAC y corriendo hacia el final del parque, al Museo del Patrimonio, donde a Mariscal le aguardaban los pocos afortunados que se habían hecho con una invitación para asistir a su ponencia y a la inauguración de la exposición Bombay Sapphire Design Exhibition, que reúne medio centenar de piezas de culto del siglo XX, como las primeras motos Vespa, una batidora Turmix o unas gafas Ray-Ban, entre otros. La cuota del protocolo municipal acaparó el aforo. Sólo 14 ciudadanos asistieron al recorrido que por la muestra guió Mariscal.

A esa misma hora, los museos y galerías de arte de la capital abrían sus puertas para ser recorridos en visitas guiadas. Había colas en la Fundación Casa-Natal de Picasso, pero no en el Museo Picasso, que no ha participado en esta noche de "cultura abierta". Su director, Bernardo Lainado, justificaba la ausencia de la pinacoteca más importante de la ciudad en la primera Noche en Blanco aduciendo problemas de organización. Asegura que desde el Ayuntamiento de Málaga, única institución implicada en la iniciativa, se le había avisado con demasiada tardanza, hace apenas 10 días, y le había sido imposible abrir las puertas del Museo Picasso. Muchos ciudadanos no lo sabían y torcían el gesto al ver el museo cerrado a cal y canto a su paso por la calle San Agustín. "Hemos venido expresamente para verlo de noche, pero mira... Iremos entonces a ver las exposiciones de la casa de La Merced, ¿no?", inquiría contrariada Encarnación López a su marido Julián y a la pareja que les acompañaban.

En la calle Alcazabilla se arremolinaban varias decenas de personas a la espera de ser recogidos por un guía de la asociación Zegrí para recorrer la Alcazaba, imponente con su iluminación nocturna. Ángel Heredia y su novia Marta habían escogido esta opción del programa, que ambos definían como bastante "pobre". "No hay nada nuevo. Las exposiciones ya llevaban tiempo y los grupos de música que han traído pues...", señalaba Ángel. "Por lo menos aprovecharemos antes de cenar para ver la Alcazaba", apuntaba Marta.

La pobreza del programa de esta primera Noche en Blanco ha sido objeto de críticas durante la pasada semana. El grupo municipal socialista ha reprochado al alcalde que organizase un evento de la entidad de éste con cierta improvisación y sin contar con la Diputación de Málaga ni la Junta. Una programación que a muchos les pareció corta y sin atractivo y que otros sí dijeron estar disfrutando, aunque sólo fuese por la novedad. "Claro que se puede mejorar, pero para ser la primera vez está bien. Málaga no es Madrid", afirmaba convencido Mario Inglán, habitual de la terraza del CAC y que se encontró con el sorprendente espectáculo aéreo que ofreció la compañía REA Danza en la explanada del museo.

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