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"Tengo un interés deliberado en reírme de la seriedad"

Llega un experimento escénico de la polifacética Ana Vallés

La directora gallega Ana Vallés (Ferrol, 1959) ha decidido hace tiempo apartarse de la ficción con el único objetivo de que las personas que están encima del escenario nos hablen desde ellas mismas: "Es algo que tiene que ver con la autoficción", dice.

Ana Vallés es una de las creadoras más innovadoras y vanguardistas que pululan por el panorama escénico español. Y una hiperactiva. Directora, actriz, bailarina, poeta visual, fundadora y programadora durante años de la Sala Galán de Santiago de Compostela (hasta que la tuvo que cerrar por falta de apoyos), impulsora y mantenedora del festival de danza A pé de pedra... Actividades muchas de ellas que comparte con Baltasar Patiño, como el montaje que anoche estrenaron en el teatro Fernán-Gómez, Animales artificiales, donde a través de imágenes oníricas y sensualidades plantea una original defensa de lo artificial frente a lo natural.

Para acercarnos a su autoficción, la directora de la compañía Matarile Teatro habla a través de las palabras del premio Nobel John Maxwell Coetzee: "Hay gente que tiene la capacidad de imaginarse como otra persona y hay gente que no la tiene (cuando esa carencia es extrema, los llamamos psicópatas). Y hay gente que tiene esa capacidad pero decide no ponerla en práctica".

Para trabajar esas características personales de los actores Vallés elige con lupa los elencos, y lo hace pensando en mostrar un abanico en el que se reflejen las distintas edades, culturas, experiencias. "Se trata de mezclar la vida y la realidad desde distintos puntos de vista, para ver dónde acaba el actor y dónde empieza el personaje. Es algo que veo en otras disciplinas artísticas y cada vez me interesa más, en el cine cada vez se acerca más al documental".

Le cuesta decir lo que cuenta Animales artificiales, pero finalmente habla de la eterna contradicción entre la pasión y la norma, el instinto y la razón: "En esta época de hipervaloración de lo natural me apetecía decir que si no hubiera existido el artificio, el aparato, la lucha contra lo natural, el hombre no estaría donde está. No existiría la moral, ni la ambición, ni la búsqueda de la belleza. El arte es el mayor artificio, pero estamos hipervalorando la naturaleza pensando que todo en ella es bondad y eso es una falacia", dice la creadora. Lo que busca es que "nos riamos de nosotros mismos y de nuestras mezquindades".

"Tengo un interés deliberado por reírme de la seriedad", señala sobre este espectáculo, que ha montado con siete actores, bailarines, un músico y un contratenor.

Animales artificiales. Teatro Fernán-Gómez (plaza de Colón, s/n). Hasta el 11 de mayo. Entradas: 10 y 12 euros.

Escena de la obra <i>Animales artificiales</i>, dirigida por Ana Vallés.
Escena de la obra Animales artificiales, dirigida por Ana Vallés.EFE

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