Fazio arruina al Racing
Dos goles del medio defensivo propician una victoria exagerada del Sevilla en la lucha por la Liga de Campeones
En esa lucha declarada por la Liga de Campeones, el Atlético ya sabe con quién tendrá que jugarse el asiento europeo. Renacido ahora que la Liga baja el telón, el Sevilla despachó al valiente Racing con un ejercicio de sobriedad y hoy espera la respuesta rojiblanca en Montjuïc. Fuera de foco sus delanteros, al grupo andaluz le bastó con dos arrancadas de Fazio, central convertido en mediocentro, para cerrar el partido en dos saques de esquina. La primera vez de cabeza, un metro por encima de los defensas del Racing, y en la segunda parte al cazar un balón escorado tras un rechace. Ni siquiera le sirvió al Sevilla tejer una buena jugada. No estaba la noche para ello, sino para entregarse al tajo. De nada le sirvió al Racing el empuje que exhibió durante todo el partido, especialmente en el último tramo jugado bajo el diluvio.
RACING 0 - SEVILLA 3
Racing: Toño; Pinillos, César Navas, Oriol, Ayoze; P. Álvarez (Munitis, m. 60), Duscher, Colsa (Moratón, m.63), Serrano (J. Valle, m. 75); Tchité y Smolarek. No utilizados: Coltorti, Sergio Sánchez, Marcano e Ísmodes.
Sevilla: Palop; Alves, Mosquera, Prieto, Dragutinovic; Renato (Navas, m. 70), Maresca (Poulsen, m. 78), Fazio, Adriano; Kanouté (Koné, m. 89) y Luis Fabiano. No utilizados: De Sanctis; Crespo, Duda y Capel.
Goles: 0-1. M. 29. Fazio cabecea un saque de esquina. 0-2. M. 65. Fazio aprovecha un balón suelto tras un córner. 0-3. M. 92. Renato, tras rebotar su chut en Moratón.
Árbitro: Turienzo Álvarez. Expulsó por doble amarilla a Ayoze (m. 81). Amonestó a Colsa, Adriano, Serrano, Prieto y L. Fabiano.
Unos 20.000 espectadores en el Sardinero.
El Sevilla se agarró a un medio defensivo toda vez que sus delanteros presentaron la dimisión. Luis Fabiano y Manolo Jiménez firmaron las paces esta semana con una apuesta de por medio para que el brasileño se motivara y celebrara el pichichi. Pero más que abrirle las miras, la ansiedad empequeñeció la portería. Primero cuando dejó mansamente en las manos de Toño un amago de vaselina. Y después, al borde del intermedio, cuando se estrelló con una barrera de defensores después de dejar sentado al portero santanderino. Claro que Luis Fabiano no fue el único nublado ante las redes. La ceguera afectó también a Kanouté, que dejó temblando el larguero; a Tchité, que acribilló a Palop con disparos al bulto; y hasta a Duscher, que tiró a la basura un penalti por mano de Dragutinovic. Más que como futbolista, el medio pateó como un jugador de rugby, fuerte, alto y al centro, un desastre. Palop fue otra vez un repelente para los lanzadores de penaltis.
El Racing, que había amanecido adormilado, fue estirándose a golpe de las arrancadas de Serrano y Pinillos y de la fe de Colsa. Y el partido despertó para disputarse a un ritmo frenético, en un continuo ajetreo de ida y vuelta, sin nadie que le echara el lazo. El choque contó tantas ocasiones como fallos, especialmente de los delanteros. Luis Fabiano persiguió el tanto desde cada esquina, en esa lucha con Güiza por ser el máximo artillero de Primera.
El Racing, incansable pese a su falta de puntería, se quedó mudo a la que alcanzaba el área en cada jugada. Jugado a pecho descubierto, el encuentro acabó en el terreno preferido de Dani Alves, un provocador nato, es decir, en las faltas y las tarjetas a toda mecha. El Sevilla se tapó hasta las cejas para conservar su ventaja. El Racing atacó hasta que se quedó sin aliento. Y recibió la puntilla en un disparo lejano de Renato que dejó a Toño vendido tras desviarlo Moratón. Una victoria exagerada para luchar por la Champions.
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