La poética memoria artística de Joan-Pere Viladecans
El artista presenta sus series más recientes en el Palau Moja de Barcelona
"Es una reflexión sobre la fragilidad humana frente al paso del tiempo, que no surgió de ningún evento personal, sino de una profunda necesidad íntima". Así Joan-Pere Viladecans (Barcelona, 1948) define sus obras más recientes, las series inéditas Símptomes i malalties, de 2006, y Patrimoni i memòria, de 2007, que se exponen en el Palau Moja (Portaferrissa, 1) desde hoy hasta el 26 de junio. "Ambas tienen carácter de suite, como un travelling cinematográfico de obras independientes que se concadenan, enriquecen y complementan una a otra", explica el artista.
Rotulador, pluma, resina, serigrafía, fotografías antiguas, técnicas de manipulación digital, collage e incluso elementos orgánicos, como un pájaro disecado o unas brillantes semillas de judías, se combinan en obras de gran impacto visual, donde predominan los tonos de la tierra: ocres, marrones, rojos y negro, a veces iluminados por formas azul eléctrico. "De Altamira al siglo XXI. Es la primera vez que trabajo con tecnologías como el Photoshop y estoy satisfecho de lo que me ha permitido hacer", indica Viladecans, que como soporte de sus obras ha elegido un fieltro realizado artesanalmente siguiendo sus indicaciones, que refuerza aún más el carácter orgánico de las piezas, junto al óxido que obtiene "atacando la pintura con hierro".
"Si hay algo terrible, que sea la belleza plástica", afirma el pintor
Idealmente vinculada a Una història natural, de 1997, la serie Símptomes i malalties, que consta de 20 obras, se enfrenta a la enfermedad y sus síntomas. Cáncer, lumbalgia, infecciones, epidemias y fobias se materializan en composiciones entre abstractas y figurativas, llenas de referencias metafóricas, como la araña y el mosquito de la malaria, elegido como imagen de la exposición. A pesar del tema, las obras están impregnadas de una serenidad y aceptación que, si bien no puede evitar cierto deje de melancolía, las mantienen ajenas a la autoconmiseración y el pesimismo. "Ante todo hay una intención poética. No quería que fuese una obra trágica. Si hay algo terrible, que sea la belleza plástica", afirma.
La reflexión sobre la enfermedad le llevó al tema de la memoria. "Empecé a pensar en el pasado, a partir de la necesidad de recordar y hacer balance que se experimenta en situaciones difíciles, como una enfermedad". Así se fue gestando la segunda serie, Patrimoni i memòria, 16 piezas de gran formato en las que el artista se plantea -e intenta responder- preguntas clave acerca de la herencia genética como patrimonio y la memoria cultual, histórica e individual, que permite conectar épocas y momentos distintos.
Por ello la serie se cierra con dos obras Les ànimes y Cristalls de la memòria, en las que aparece la mariposa, un elemento recurrente en la iconografía del artista desde 1971. "La palabra griega psique, que originariamente significaba mariposa, representa el hálito, el alma", concluye.
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