Rajoy y Aguirre escenifican la paz el día de la guerra
El líder popular ve al PP "mejor que hace 15 días" Y promete unidad
Él anunció públicamente el cese de hostilidades. Ella le dio trato de alta personalidad del Estado. El líder del PP, Mariano Rajoy, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, escenificaron ayer en la sede del Gobierno de Madrid, en la Puerta del Sol, un armisticio en el conflicto interno que el PP ha vivido en los últimos meses. Y lo hicieron en el mismo día que la capital celebraba el Día de la Comunidad, que rememora 200 años del alzamiento contra la ocupación francesa, y 25 años del Estatuto.
"En el supuesto de que la hubiera habido, cualquier posible polémica está absolutamente zanjada", afirmó el líder del PP con la flema gallega que le caracteriza. Y anunció que este mes a los dos dirigentes se les va a ver juntos en dos actos. El primero, la presentación de un libro de Jaime Ignacio del Burgo; después, Rajoy asistirá a la celebración del primer año de la victoria del PP en las elecciones autonómicas y municipales de 2007, el próximo 25 de mayo.
La tregua entre ambos durará al menos hasta el congreso de junio, donde está previsto que un grupo de dirigentes madrileños, entre los que figuran varios consejeros de Aguirre, presenten una enmienda para introducir el sistema de primarias en la elección de los candidatos. Rajoy no quiso pronunciarse sobre el asunto, pero consideró que su discusión en el próximo cónclave no puede más que beneficiar al PP. "Espero que sea un debate del que salga un partido más fuerte", afirmó.
La pipa de la paz había comenzado a prenderse en el PP por la mañana, cuando Aguirre, en una entrevista en la cadena SER, insistió por enésima vez en que no va a "disputar el liderazgo" a Rajoy y que el famoso "o no" que apostilló a su negativa a presentarse fue "una gracieta".
Siguió la representación de la tregua con un afectuoso saludo entre ambos dirigentes a la llegada de Rajoy a la Real Casa de Correos, la sede del Gobierno, y continuó a lo largo de la recepción oficial: allí el líder popular recibió el tratamiento de jefe de la oposición -que no tiene antecedentes en el protocolo madrileño-, se sentó entre las autoridades y presidió junto a Aguirre la parada militar en la Puerta del Sol.
Como si jamás Rajoy hubiera invitado a su rival a marcharse al Partido Liberal, ni ella hubiera amagado con una posible candidatura a presidir el partido y a hacer una reflexión ideológica interna. "No ha existido nunca", insistió ella en conversación con los periodistas sobre el conflicto interno del PP. "No hay nada por zanjar", comentó.
De la noche a la mañana todo era de luz y de color y hasta Rajoy veía con optimismo el futuro: "El PP está mejor que hace 15 días, y dentro de 15 días las cosas estarán mejor". De hecho, envió un mensaje a los militantes y a los votantes del 9 de marzo para explicarles la situación interna: "A pesar del ruido, nos vamos a presentar como un partido unido".
También lanzó el mensaje de que no sobra nadie en el PP. Aseguró que pretende hacer un "esfuerzo de integración", porque "no se ganan amigos por la vía de la sustitución, sino por las vías de la integración".
Y tampoco desaprovechó la oportunidad de abanderar el nacionalismo español con ocasión del Dos de Mayo. "Esta fecha nos une a todos los españoles en torno a una nación, la más vieja de Europa, con 500 años de historia", afirmó el líder popular.
Señor jefe de la oposición
"Ministra, jefe de la oposición...". La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, se inventó ayer un cargo de autoridad para adelantar en varios puestos al presidente del PP, Mariano Rajoy, en el protocolo oficial y organizó la disposición de asientos de manera que evitó sentarse junto a la única representante del Gobierno.
En esta ocasión fue la ministra de Vivienda, Beatriz Corredor, hasta ahora concejal en la capital, la encargada de representar al Ejecutivo. Entre ella y la presidenta había un asiento para el vicepresidente primero, Ignacio González.
Este reparto de puestos llevó a que la presidenta de la Cámara regional, la segunda autoridad de la comunidad, quedara por detrás de Rajoy, que se sentó junto a Aguirre, probablemente para favorecer la fotografía de ambos juntos.
La organización del evento también llevó a los diputados del Congreso del PP a lugares destacados. Eso motivó que, por ejemplo, Manuel Pizarro (que no tiene cargo institucional, ni tampoco dentro de su grupo) se sentara delante de las portavoces de los grupos de la oposición en la Asamblea, Maru Menéndez (PSOE) e Inés Sabanés (IU). "Me han dicho que es porque es diputado por Madrid", aseguró la portavoz de IU, que bromeó sobre el asunto, aunque afirmó que protestará oficialmente.
Pizarro fue también objeto de la comidilla general porque se lanzó como un poseso a buscar una moneda, según varios asistentes. Era de 10 céntimos y se le había caído a Miguel de la Quadra, que pronunció un pequeño discurso en nombre de quienes recibieron las medallas de la Comunidad de Madrid. Según los testigos, el ex presidente de Endesa, en lugar de devolverla, la guardó en su bolsillo.
Granados: "Primarias, no"
"No estoy de acuerdo con el sistema de primarias". Esta afirmación, que comparten muchos en el PP, sorprendió ayer en boca del secretario general del partido en Madrid, Francisco Granados, también consejero de Presidencia y sobre todo hombre de confianza de Esperanza Aguirre. "¿Quiere decir que el PP de Madrid va a votar en contra en bloque? No. Es mi opinión personal", apostilló.
"El sufragio universal para elegir a los candidatos no es el mejor sistema para adaptar al funcionamiento del PP", afirmó Granados, que apuesta por otras opciones como aumentar el número de compromisarios electos sobre los natos (los que corresponden a los puestos institucionales y de dirección del partido) o disminuir el número de avales necesarios para una candidatura.
El secretario general del PP madrileño asegura que para introducir las primarias habría que modificar el Estatuto, porque afectaría a las potestades de la dirección o al sistema para convocar los congresos. "La Junta Directiva dejaría de ser el máximo órgano, si no puede convocar los congresos", afirmó. "Hay que verlo con mucho detenimiento". También consideró que discutir sólo sobre primarias en el próximo congreso "es un debate pobre".
Menos tajante fue el vicepresidente Ignacio González, que dijo desconocer la propuesta, pero que afirmó que las primarias fueron un "fracaso" cuando las utilizaron los socialistas.
Otros dirigentes madrileños como el consejero de Sanidad, Juan José Güemes, que pertenece a la Ejecutiva regional del PP, o el portavoz en la Asamblea, Antonio Beteta, defendieron la propuesta. "Los nuevos afiliados que han entrado desde el 9 de marzo tienen derecho a que se escuche su voz", afirmó Güemes.
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