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Análisis:Cosa de dos
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Bocazas

Enric González

Hoy se sabrá quién es el nuevo alcalde de Londres. Hace años conocí, superficialmente, a los dos candidatos. El radical Ken Livingstone pululaba por la periferia extrema del laborismo; Tony Blair, por entonces un simple diputado prometedor, le odiaba mucho más que a Thatcher. Red Ken era honesto, sectario y antipático. Boris Johnson trabajaba para el Daily Telegraph, exhibía todos los prejuicios de la clase alta inglesa y combinaba dos características raramente coincidentes: la arrogancia y el sentido del humor.

Ignoro si los londinenses habrán elegido a Boris Johnson, un personaje bastante esperpéntico. El periodista encarna, en cualquier caso, un fenómeno en alza: el político bocazas. Johnson dice lo que piensa, o lo que le parece más gracioso en un determinado momento, y ha hecho estragos por todas partes. Se han sentido insultados los ciudadanos de Liverpool, los habitantes de Papúa Nueva Guinea, los homosexuales... Creo que Johnson no es popular a pesar de ello, sino debido, en gran parte, a su locuacidad descontrolada.

En cierta forma, ocurre con él lo mismo que con Berlusconi. Las meteduras de pata, aparentes o reales, le humanizan. Y le hacen parecer una persona real, o al menos un político de los de antes. A Adlai Stevenson, que fue candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, le dijeron una vez que todos los "americanos pensantes" estaban de su lado. "No me sirve de nada, yo necesito una mayoría", respondió Stevenson. Que perdió las elecciones, pero no por eso. ¿Se imaginan a Rajoy o Zapatero diciendo algo así de los españoles?

Los políticos, y en general los personajes públicos, han desarrollado, escudándose en la corrección política, un lenguaje vacío y sistemáticamente engañoso. Aburren. Siento simpatía por quienes hablan con claridad; si la claridad es brutal, mejor. Quizá esté en minoría, pero creo que el tirón de los bocazas va en aumento, y basta echar un vistazo a la televisión o a Internet (la gran esfera pública) para comprobarlo.

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