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Gran Premio de España de fórmula 1
Columna
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A la caza de los BMW

A pesar de la rotura en el motor de su coche que le llevó ayer al abandono, Fernando Alonso puede estar satisfecho con el trabajo que han realizado los ingenieros y mecánicos del equipo Renault, que han conseguido dar no uno, sino dos pasos adelante en el desarrollo y la evolución del R28. Eso era precisamente lo que se le pedía a la escudería francesa con tal de que Alonso tuviera alguna posibilidad de asomar la cabeza de entre el grupo de equipos que hasta ahora se peleaban por meter uno de sus monoplazas en la zona de los puntos (del ganador al octavo en cada carrera). Y la respuesta de la escudería francesa ha sido contundente. Aunque las prestaciones del Renault aún están bastante lejos de las que ofrecen los Ferrari y los McLaren, el R28 se ha desmarcado de los Toyota, los Williams y los Red Bull, los primeros escollos que debía superar. A falta de que las siguientes carreras confirmen esta mejora, el potencial del coche de Alonso se acerca peligrosamente al de los BMW de Kubica y Heidfeld. Alonso va en su caza.

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Hay un factor que, ahora más que nunca, invita al optimismo en el taller francés. Y es que la mejora del coche se evidenció en Montmeló, un circuito que, por sus características -combina zonas de todo tipo-, invita a pensar que con esta evolución el R28 será más rápido y consistente de ahora en adelante en la mayoría de las pistas. También es cierto que el Fernando que compite en España es otro piloto y que se vacía por completo cuando corre delante de su gente. Pero el coche que condujo ayer ha cambiado ostensiblemente y basta echar un ojo a su nuevo perfil para darse cuenta de ello. Lo que más sorprende a la vista es la aleta que se estira en la tapa que cubre el motor. Con la incorporación de esta pieza, los ingenieros han conseguido ganar estabilidad lateral en la entrada y la salida de los virajes y, al tiempo, hacer más eficiente el trabajo del alerón trasero. Lo que hace esta aleta es dirigir el flujo de aire hacia donde se quiere. Pero el salto cualitativo del monoplaza no es fruto de un único elemento, sino de la combinación de varios cambios. Sin embargo, sí está claro que hay un factor que ha influido decisivamente: la incorporación del i-damper, el amortiguador de vibraciones. Con esta pieza -se trata de una evolución del mass damper prohibido por la FIA-, el efecto que se persigue es que el coche se mantenga estable. El aire fluye constantemente tanto por encima como por debajo del vehículo y lo que hace este elemento es amortiguar las vibraciones que puede producir este aire. El resultado es que las reacciones del coche son más suaves, una circunstancia que facilita su manejo. Hasta antes de incorporar este amortiguador, uno de los mayores problemas que tenía el Renault era la deficiente eficiencia aerodinámica que demostraba tener en su parte delantera, lo que suponía un grave problema tratándose de la parte más sensible de un fórmula 1. Ahora, con este i-damper, el nuevo alerón delantero y la aleta, Alonso podrá volver a demostrar todo lo que es capaz de hacer al volante de un coche que, día a día, gana en competitividad. Cuando todo el mundo esperaba un paso hacia adelante, en Renault han dado dos.

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